Domingo I Adviento, ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
LIBERACIÓN Y ALIANZA
Saben cuántos años tiene el capítulo 53 de Isaías, 2.500 desde ese tiempo Israel ya
sabía llamar a Dios ¡Padre! Esta es la más profunda enseñanza de la fe cristiana.
“Tú eres el padre y nuestro redentor, ése es tu nombre desde siempre, Señor tu
eres nuestro padre nosotros somos el barro y tú el alfarero, todos somos hechura
de tus manos” (primera lectura).
El alfarero no es padre biológico del objeto que el moldea. La experiencia de la
paternidad es tan profunda y antigua que en el s. XIV A.C, en Ugarit (actual Ras
Shamra, Siria, al norte de Palestina) el rey supremo ya se llamaba “el rey-padre”,
pero no lo conocía como padre biológico a la manera humana porque Dios-es-el
Otro, la invitación de Dios como Padre nuestro estaba ya en las oraciones judías. El
otro título de Redentor equivale al de liberador “yo creo en Dios liberador”, Dios nos
ha liberado para hacer una alianza con nosotros” recitan los judíos en su credo. La
primera experiencia de este credo fue la liberación de Egipto. El Dios de la primera
Alianza quiere al hombre libre. Dios es un “Goel” (redentor, liberador,
reivindicador, protector, vende hasta su patrimonio para rescatarnos).
Esta experiencia se vuelve súplica en el Sal 79 “Seor muéstranos tu favor y
sálvanos, despierta tu poder y ven a salvarnos, protege la cepa plantada por tu
mano, el renuevo que tú mismo cultivaste, consérvanos la vida y alabaremos tu
nombre”.
El domingo anterior celebrábamos la fiesta de Cristo-rey, por su muerte y
resurrección; pero nos toca a nosotros recibir y asumir esa victoria en el tiempo
presente.
NO CONOCEMOS LA HORA
El Adviento trata de “la venida del Hijo del hombre”, “un día que no conoce sino el
Padre, por lo tanto hay que estar vigilante porque no conocemos la hora del dueño
de la casa, no sea que llegue de repente y nos encuentre dormidos. Lo que les digo
a ustedes lo digo para todos, permanezcan alerta”.
Entre tanto dice Pablo “la creacin entera gime con dolores de parto” (Rm 8,22).
La historia de la salvación comprende con respecto al Mesías, primero su espera,
después el tiempo de David hasta el nacimiento de Jesús en Belén, luego la
salvación cumplida en Jesucristo en la que ya podemos amar y perdonar con el
mismo amor con que Dios nos ama en Jesucristo y en el Espíritu puesto en nuestros
corazones. De maná en maná, de amor en amor esperamos el día del Señor, el
cumplimiento definitivo de la victoria de Jesús y del Reino de Dios, será cuando
todos vivamos los valores que encarnó Jesús y sembró la Iglesia en nuestros
corazones como semillas de vida eterna. Esto no es un sueño porque Jesucristo
nos ha mostrado que es posible. Es el deseo de Pablo a los Corintios: “Hermanos
les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre y de Cristo Jesús el
Seor…ya no carecen de ningún don los que esperan la manifestacin de nuestro
Señor Jesucristo, Él nos hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de
su advenimiento, Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y
Dios es fiel” (segunda lectura).
Esta es la Buena nueva que la Iglesia nos va a repetir, en su predicación, durante
todo el Adviento, cada uno de nosotros por su conversión, así hablar de conversión
en la Navidad sea más difícil que en cualquier otro momento, podemos contribuir a
la gestación de una humanidad nueva y a la evangelización de lo social.
Quizás por la responsabilidad que tenemos con la construcción del Reino que aún
estamos gestando con dolores de parto, el Hijo del hombre (Jesús) no conoce aún
la hora del advenimiento definitivo del Reino. No podemos distraernos ocupando el
tiempo en cosas segundarias que no sean relativas al Reino. Este riesgo hace que
Jesús prevenga a los apstoles: “permanezcan alerta”, “vigilar” y orad para que no
caigas en tentación, el Espíritu está pronto pero la carne es débil (Mc 148).
ORAR Y CUIDAR LA CASA
Según el texto velar quiere decir orar y cuidar la casa que se nos ha confiado para
que, cuando llegue el Señor no nos encuentre dormidos.
Puede ser que este evangelio al hablarnos de casa nos esté confiando
primordialmente la familia como el signo y lugar más cercano en la construcción del
Reino sobre todo hoy, no podemos dormirnos, ser negligentes con la familia,
nuestra misión es, como dice Marcos, cuidar la familia pero también como dice
Mateo hacer crecer el Reino para que todo hombre, sobre todo los pobres se
sientan como rey, tratando con la dignidad de ser hijo de Dios y hermano de
Jesucristo.
EL ADVIENTO NO ES HUIDA
Desde el primer Domingo de Adviento la Iglesia quiere advertirnos que en el futuro
nuestra vida no estará sellada por la muerte ni cerrada los problemas y carencias
que ahora padecemos; ahora mismo en este tiempo del Adviento la Iglesia suplica:
“Despeja los cielos oh salvador”. Si permitiéramos que en el Adviento que el cielo
se despejara sobre nosotros, nuestra vida fuera distinta y nuestras oscuridades
conocerían la luz.
El adviento no es una huida sino una oportunidad que le damos a la Iglesia para
sensibilizarnos en las responsabilidades y talentos que Dios nos ha dado para
cumplir la misión que Él nos ha encomendado.
Que el cielo se abra sobre nuestras vidas y el corazón se dilate para prepararnos a
la venida del Señor ¡Ven Señor Jesús!
LECTURAS DEL DÍA
Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7
Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es <<Nuestro redentor>>.
Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para
que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad.
iOjalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste,
y los montes se derritieron con tu presencia.
Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera
en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos.
Estabas airado, y nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas, y seremos salvos.
Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos
marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu
rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero:
somos todos obra de tu mano.
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Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 4)
Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos.
Dios de los ej6rcitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la
cepa que tu diestra planto, y que tu' hiciste vigorosa.
Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos
alejaremos de ti; danos vida, Para que invoquemos tu nombre.
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Primera Corintios 1,3-9
Hermanos:
La gracia y la Paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con
vosotros.
En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios
os ha dado en Cristo Jesús.
Pues por él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en
vosotros se ha probado, el testimonio de Cristo.
De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de
nuestro Señor Jesucristo.
El os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de que acusaros en el día
de Jesucristo, Señor nuestro.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es
fiel!
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Aleluya Sal 84, 8
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
EVANGELIO
Marcos 13, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -"Mirad, vigilad: pues no sabéis
cuando es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejo su casa, y dio a cada uno de sus
criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer,
o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga
inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros lo digo a todos !Velad!"