Pasión de Dios
Los miles de nombres que damos a Dios, expresan el deseo de
aproximarnos a su misterio. De todas maneras, todo lo que intuimos,
reflexionamos, teologizamos y celebramos acerca de Dios, va envuelto en
lenguaje humano, en cultura, en signos que apenas sí nos hablan de la
hondura y profundidad de su realidad última. Un nombre que quisiera ver
esculpido en todo corazón es el de Dios “Solidaridad”. Es la pasión de Dios
por el ser humano, su universo.
Adviento es liturgia viva de esta “pasión de Dios”. ´Consuelen´ a mi pueblo,
es el canto de Isaías. Es la “compasión” o pasión com-partida de Dios hecha
ternura, anuncio de un Niño que llora en extremo de debilidad, pero que, a
su vez, en cada una de sus lágrimas, recoge el dolor de toda la humanidad
en solidaridad irrebasable, hasta el extremo por nosotros.
Pedro nos aproxima a la realidad de nuestra condición humana, sufriente y
mortal. Es una sociedad resquebrajada con síntomas de agotamiento
irreversible. Pero, dentro de sus cenizas hay un rescoldo sagrado que
llamamos ´Esperanza´ con la cual podemos descifrar los “Cielos nuevos y la
tierra nueva” que nos hace cercana, sensible, energetizante la pasión de
Dios en el Adviento.
Hay un grito que recorre todo el Antiguo Testamento y se hace realidad con
la presencia de Jesús que anuncia la Buena Noticia, o mejor, que se
proclama como “Buena Noticia”. ¡Cómo nos consuela escuchar esta
palabra de Jesús! Juan ha cumplido su misión. Ahora comienza la de Jesús
que convoca con el don del Espíritu, el Consolador.
Cochabamba 04.11.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com