Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Adviento,
Domingo de la Semana No. 2
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Preparadle un camino al Señor * Esperemos un cielo
nuevo y una tierra nueva * Allanad los senderos del Señor
Textos para este día:
Isaías 40,1-5.9-11:
"Consolad, consolad a mi pueblo, -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de
Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues
de la mano del Señor ha recibido doble paga por su pecados." Una voz grita: "En el
desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para
nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo
torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la
verán todos los hombres juntos -ha hablado la boca del Señor-." Súbete a un
monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no
temas, di a las ciudades de Judá: "Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios
llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa
lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en
brazos los corderos y hace recostar a las madres."
2 Pedro 3,8-14:
Queridos hermanos: No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como
mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como
creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no
quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará
como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos
se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo
este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser
vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los
cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros,
confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en
que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos
acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e
irreprochables.
Marcos 1,1-8:
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías:
"Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita
en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." " Juan
bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se
les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaba sus
pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con
una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y
proclamaba: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco
agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os
bautizará con Espíritu Santo."
Homilía
Temas de las lecturas: Preparadle un camino al Señor * Esperemos un cielo
nuevo y una tierra nueva * Allanad los senderos del Señor
1. Juan Bautista
1.1 Juan, el pariente de Jesús, el hijo de Zacarías e Isabel, el mismo que por su
oficio ha sido llamado "el Bautista," es una figura central de nuestro adviento. Es
apenas natural: adviento es "espera," tiempo de preparación, y toda la vida y la
misión de Juan Bautista fueron eso: preparar al pueblo de Dios para recibir al
Mesías. Juan, pues, está con nosotros en este tiempo litúrgico signado por la
esperanza.
1.2 ¿Cómo se prepara uno para recibir a Jesucristo? Las recomendaciones de Juan
en el evangelio de hoy conservan pleno valor. Juan predicó con su ejemplo, que
consistió en austeridad y oración, y predicó con su palabra que consistió en
arrepentimiento y ser justos.
1.3 Esas cuatro cosas son las que necesitamos: una vida sobria, sin apego a lujos
ni vanidades; una vida orante, que devuelva a Dios el lugar que le corresponde;
una vida humilde, que reconozca que hemos fallado muchas veces, y una vida
justa, que preste atención especialmente a los derechos de los más pequeños y de
los desposeídos.
2. Los Dos Bautismos
2.1 Un dato que mucha gente no sabe es que la santidad y la virtud de Juan
sobrevivieron mucho tiempo en la memoria de sus contemporáneos. No faltaron
incluso los que consideraron que Juan era mayor que Jesús, pues al fin y al cabo
fue Jesús el bautizado y Juan el que lo bautizó: un signo que podría interpretarse
como que el menor estaba recibiendo del mayor. Además, la vida de penitencia de
Juan era notabilísima mientras que Jesús era, para estos efectos, un personaje
mucho más "normal" y la gente tiende a pensar que ser muy anormal debe
parecerse a ser muy santo.
2.2 Todo esto viene a la frase final del Evangelio de hoy, frase que el evangelista ha
conservado porque es uno de los varios testimonios que los cristianos sin duda
utilizaron para aclarar el tema de los dos bautismos, o sea, si era más importante
(o poderoso) bautizarse con el bautismo de Juan o con el bautismo cristiano.
2.3 Juan dice en el texto de este domingo: "Ya viene detrás de mí uno que es más
poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle
la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los
bautizará con el Espíritu Santo." Esta frase aclara lo esencial: que Juan reconoce en
Jesucristo a uno "más fuerte" pero que esa fuerza proviene de lo que Cristo trae a
nuestra vida. Juan representa arrepentirse del mal que uno ha hecho, y eso es
clave, pero no es todo. Más importante incluso es recibir un impulso, una vida
nueva, que haga posible que de aquí en adelante uno obre de otra manera. Eso es
lo que trae la efusión del Espíritu Santo, que es lo que finalmente viene a darnos
Jesús.