“Hombre, tus pecados te son perdonados”.
Lc 5, 17-26:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LOS FARISEOS, TESTIGOS DE LOS MILAGROS DE JESUS
Un día, mientras Jesús enseñaba, estaban allí sentados algunos fariseos y doctores de la
ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea, de la región de Judea y de
Jerusalén. En efecto, tal como dice este fragmento del Evangelio, durante las enseñanzas
que daba Jesús, siempre participaban como testigos de estas, los escribas y los fariseos,
de este modo sabemos que además eran testigos de los milagros de Cristo.
Como nos enseño en otra parábola nuestro Maestro Jesús, a muchos les gusta ocupar los
primeros puesto y sentirse más que los de atrás, pero mayor falta tiene aquel que se siente
envidioso por no estar delante. Siendo los fariseos príncipes de la envidia, nada bueno
meditaban mientras el Señor predicaba, sin embargo ellos estaban muy atentos a las
palabras de Jesús, pero la hacían para observar que comentarios del Señor no se
ajustaban a la Ley , para así condenarlo. Jesús sabía que era menospreciado por esta clase
de doctores de la ley. Así es como ahora tiene nuevamente la oportunidad de hacerles ver
en su presencia algo tan extraordinario como hacer un milagro y sanar a un enfermo.
2. JESÚS PERDONA, PORQUE EN EL ABUNDA LA GRACIA DIVINA.
El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones, es decir el poder del Señor lo
impulsaba a sanar enfermos. Jesús sana porque es Dios, para esto tiene autoridad propia.
Del mismo modo, Jesús perdona, porque en el abunda la gracia divina. Es decir Jesús tiene
poder para curar todos los males.
Relata el Evangelio: “En esto, aparecieron unos hombres que traían en una camilla a un
paralítico y buscaban cómo presentárselo a Jesús”. Es así, como un grupo de hombre con
una fe admirable y a como de lugar, llevan a la presencia del Señor un enfermo paralítico.
Ellos no habiendo podido entrar con el enfermo por la puerta, inventaron una forma para
hacerlo desde el techo.
Al ver la fe de estos hombres, Jesús de acerca al enfermo y le dice: “Hombre, tus pecados
te son perdonados”. Jesús hace esto, para que sepamos que nos enfermamos como
consecuencia de nuestras faltas, y nos sanamos cuando el Señor nos perdona.
3. LA CONFESIÓN Y EL ARREPENTIMIENTO EN CONCIENCIA
Todo pensamiento, todo dicho, obras y situaciones que omitimos en contra de los preceptos
de Dios, son nuestros pecados. Es bueno tener conciencia de que los actos y
comportamientos lamentables que se apartan de lo recto y justo son pecados. Para nuestra
fe, la confesión y el arrepentimiento en conciencia nos permite salir de esto. No arrepentirse
es una desacertada acción, y las consecuencias para la paz del corazón son negativas.
Este fragmento del evangelio, también no enseña, el mérito que tienen otras personas que
por su fe, nos acercan al Señor. Esto es muy válido, para todo nosotros, por tanto
ayudemos a los que están enfermos del alma a ponerse en la presencia de Dios, para que
les llegue la misericordia. Cuando nuestra alma esta enferma, es fuente de muchos males,
tales como la soberbia, la envidia, la ira desmedida, si no nos curamos de estos, tampoco
se curan los del cuerpo.
4. ¿QUIÉN PUEDE PERDONAR LOS PECADOS, SINO SÓLO DIOS?”
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: “¿Quién es éste que blasfema? Para
estos hombres, el que blasfemaba contra Dios, era merecedor de la pena de muerte. Sin
embargo reconocen cuando dicen ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”,
pero aquí quedan al descubierto que no creen en Jesús como Dios y no aceptan que El
pueda perdonar. Los escribas y fariseos quedan sorprendidos como el Señor conoce lo que
ellos tratan en secreto. Es así como Jesús les dice; “¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué
es más fácil decir: Tus pecados están perdonados, o Levántate y camina?
Entonces Jesús, demuestra que es Dios, porque puede perdonar los pecados como Dios,
pues cuanto más noble y sana es el alma que el cuerpo, en mejor disposición se esta para
curarse de cualquier mal. Y para que todos sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la
tierra el poder de perdonar los pecados, le dice al paralítico que se levántate, que tome su
camilla y vuelva a su casa”.
5. Y SE FUE A SU CASA ALABANDO A DIOS
También nos enseña Jesús, que El perdona nuestras faltas aquí en nuestra vida diaria, es
decir en la tierra. También nos destaca que la curación es inmediata, y así nos lo hace
saber el Evangelio cuando nos dice; “Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó
su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.”
Hermosas y esperanzadoras enseñanzas nos deje este fragmento del Evangelio, el poder
de Jesús se manifiesta curándonos nuestros males espirituales, y así nos llega la curación
de otras enfermedades. Para esto solo debemos acudir a El, con espíritu de fe y humildad.
El señor Jesús se conmueve y cura los enfermos, les devuelve la salud integral y les
perdona sus pecados. Cuando Jesús perdona los pecados del alma, desaparece la
debilidad del cuerpo.
El Señor no hace las cosas a medias, la bondad de Jesús es total y nos hacer ver que
sentirse libre de los pecados, nos hace vivir con un corazón sano y limpio, sin soberbia y sin
envidia, estos nos trae gran satisfacción e incomparable gozo, y un corazón alegre, no da
un vida saludable.
El Señor les Bendiga