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Día litúrgico: Martes III de Adviento
Texto del Evangelio ( Mt 21,28-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «(…) En verdad os digo que los publicanos y
las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a
vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y
las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para
creer en él».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesús, el "nuevo Moisés"
Hoy, Jesús alude al Bautista: él —último profeta del Antiguo Testamento— señaló a
Cristo; y Éste señala al Padre. Efectivamente, "a Dios nadie lo ha visto jamás; el
Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer". En Jesús
se cumple la promesa del nuevo profeta. En Él se ha hecho plenamente realidad lo
que en Moisés era sólo imperfecto: Él vive ante el rostro de Dios no sólo como
amigo, sino como Hijo.
Sólo partiendo de esta afirmación se puede entender verdaderamente la figura de
Jesucristo, tal como se nos muestra en el Nuevo Testamento. En ella se
fundamenta todo lo que se nos dice sobre las palabras, las obras, los sufrimientos y
la gloria de Jesús. Si se prescinde de este auténtico "baricentro", no se percibe lo
específico de la figura del Señor.
—Tu oración, Jesús, es la conversación del Hijo con el Padre, en la que está
implicada tu alma humana (conciencia y la voluntad): también quiero implicarme
yo.
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