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III Semana del Adviento
Miércoles
Mt 7, 19-23
Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído . Juan el Bautista, llamando a
dos de sus discípulos, los envi a decir al Seor: “¿Eres tú el que ha de venir o
debemos esperar a otro?” Cuando San Juan envía a sus discípulos a preguntar a
Jesús, el estaba encerrado en la cárcel, esta situación hace que una persona se vea
más necesitada de Dios.
Y la respuesta de Jesús fue: Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los
ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen,
los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. Jesús les ha
enseñado un argumento irrefutable, incuestionable, convincente y categórico de la
verdad, y de este debemos aprender. ¿Qué cosa?, Palabra y Testimonio de vida, es
decir, no solamente debemos hablar como vivimos, además, vivir como hablamos,
estos son dos elementos muy importantes, además estos son los que convencen de
la verdad de lo que se predica.
Nosotros dejemos que el Espíritu Santo, obre, descienda y actúe en nosotros,
olvidados de nosotros mismos y entregados plenamente al Espíritu del Señor,
porque Dios también quiere que nos asociemos a su obra: que llevemos a los
pobres la buena noticia, a las personas con las que nos cruzamos todos los días, a
ellos debemos transmitir la liberación de lo que los oprime y proclamar este tiempo
de gracia del Señor.
Estas que nos presenta el Evangelio de hoy son las señales que Cristo ofrece
como testimonio de que realmente es el Mesías, son las señales que nosotros
podemos ofrecer de que realmente somos sus discípulos. No se trata de hacer
milagros, se trata de abrir el corazón que ya Jesús se encargará de hacer el
milagro. A nosotros nos corresponde poner todo nuestro amor e interés a favor de
los hermanos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)