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III Semana del Adviento
Jueves
Mt 7, 24-30
Juan es el mensajero que prepara el camino al Señor . En efecto, san Juan
Bautista ha sido enviado como el precursor de nuestro Salvador, el mediador para
que Dios pueda venir a nosotros. ¡No soy yo el importante!, nos dice san Juan-,
detrás de mí viene alguien más importante que yo. Dios ha querido tener medios
humanos para acercarse al hombre, a nosotros.
Precisamente el tiempo de Adviento, nos recuerda la figura de san Juan el
Bautista, el cual enseña precisamente que el camino del Señor se prepara con el
cambio de mentalidad y de vida (cf. Mt 3, 1-3). La palabra ‘preparar es la palabra
de la conversión del hombre interior.
También nosotros estamos llamados a ser mensajeros, preparadores de los
caminos del Señor para los demás, preparando nuestro propio corazón. Imitando a
san Juan Bautista, en nosotros significa llevar consuelo, levantar las hondanadas de
nuestras miserias, aplanar esas montañas y crestas que no pocas veces levantamos
las mismas personas, los grupos y las familias, y que seamos capaces de crear
puentes entre nosotros, entre ellos y Dios...
Preparar los caminos, pues, significa quitar aquello que estorba, lo que nos
impide ver con claridad la salvación que nos ofrece, su venida constante, su
presencia en la vida cotidiana. Es cambiar algo en nuestra vida familiar, en nuestra
vida parroquial, en nuestra vida laboral, en nuestra vida con Dios. Si algo no
cambia en nuestra vida de este adviento de 2005, no estamos preparando el
camino del Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)