Dios no deja de buscarnos
2011-12-06
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene
cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y
se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se
alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual
modo, el Padre celestial no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Padre mío, sé lo importante que soy para Ti. Permite que esta meditación me ayude
a darte el gozo de ser esa oveja perdida que vuelve al redil en esta Navidad. No
quiero seguir ignorando tu mensaje, tu llamado a la santidad.
Petición
Jesús, que sepa proponer a los demás la alegría y la paz que da el esfuerzo por
vivir en el redil de los que cumplen la voluntad de tu Padre celestial.
Meditación
Dios no deja de buscarnos
«Ambas cosas van juntas: gracia y libertad; el amor de Dios, que nos precede, y
sin el cual no podríamos amarlo, y nuestra respuesta, que Él espera y que incluso
nos ruega en el nacimiento de su Hijo. El entramado de gracia y libertad, de
llamada y respuesta, no lo podemos dividir en partes separadas una de otra. Las
dos están indisolublemente entretejidas entre sí. Así, esta palabra es promesa y
llamada a la vez. Dios nos ha precedido con el don de su Hijo. Una y otra vez, nos
precede de manera inesperada. No deja de buscarnos, de levantarnos cada vez que
lo necesitamos. No abandona a la oveja extraviada en el desierto en que se ha
perdido. Dios no se deja confundir por nuestro pecado. Él siempre vuelve a
comenzar con nosotros. No obstante, espera que amemos con Él. Él nos ama para
que nosotros podamos convertirnos en personas que aman junto con Él y así haya
paz en la tierra» (Benedicto XVI, 25 de diciembre de 2010).
Reflexión apostólica
«El cristiano no sigue a un Cristo que está fuera de él, sino a un Cristo de cuya vida
divina y filial participa; no sigue a un Cristo que sólo está delante de él, sino a un
Cristo que, en su infinita bondad, es quien lo sigue y lo busca hasta darle alcance
para recogerlo, como a la oveja perdida, y guiarlo como el Buen Pastor; no a un
Cristo que es sólo una figura histórica, sino a un Cristo vivo que está también más
dentro de él que lo más íntimo de su ser» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 74).
Propósito
Transmitir mi alegría, esperanza y amor a Cristo a una persona alejada de la fe.
Diálogo con Cristo
Alabado seas Señor por darme esta experiencia en la oración. Tú eres mi buen
pastor, la clave, la fuerza, el motor de mi ser y obrar. Quiero corresponder a tanto
amor. No quiero terminar mi oración siendo el mismo. Dame la gracia de
asemejarme más a tu santísima Madre el día de hoy. Especialmente permite que
sea un buen pastor para los demás al dejar que seas Tú quien guíe toda mi vida.
«En toda esta dura jornada de la vida has tenido muy cerca de ti a María; tu dulce
Madre del Cielo. ¡Qué gentil pero firme pastora ha sido para guiar tus pasos! Nunca
permite que sintamos compasión de nosotros mismos»
( Cristo al centro, n. 1516).