Ciclo B. III Domingo de Adviento
Julio César Villalobos, C.M.
El Adviento tiene un rostro: la alegría
Una vez, un joven de 15 años de edad estaba en su escuela, jugando con sus
compañeros, visitando la biblioteca de esa escuela, de pronto el encargado de la
biblioteca le pregunta: “Oye, ¿tu madre no se llama María Rosa? El joven contest:
claro, ¿y por qué preguntas eso? Escuché por la radio que tu madre se acaba de
sacar un premio por un poema que tú enviaste por el día de la madre, contestó el
señor encargado de aquella biblioteca. No se imaginan el grito de alegría que lanzó
este joven de 15 años, una alegría que fue tan contagiante que sus demás
compañeros de escuela también danzaron con él.
¿Todas las noticias que ves, que escuchas, que sabes, que te cuentan son siempre
motivo de gozo o de tristeza?, ¿de fastidio o de desesperanza?, ¿de indignación de
o de incertidumbre?…
Para Isaías, ¿cómo es el Mesías que viene? (cf.Is.61,1-2ª.10-11). Aquel sobre quien
el Espíritu Santo le asiste y le unge, con un fin:”dar buena noticia a los que sufren”.
Si estamos con Dios, ¿cmo no alegrarnos con él? Por eso es que debo “desbordar
de gozo con el Seor”. Y todo esto ¿por qué?: “Porque me ha vestido con traje de
salvacin”.
Hoy Dios nos quiere vestir de gozo, porque pronto vendrá y eso sí que es buena
noticia en un mundo donde las malas noticias son el pan de cada día.
¿Saben cuál es el querer de Dios según el Apóstol San Pablo? (cf.1Tes.5,16-24):
que estemos alegres, que oremos constantemente, QUE NO APAGUEMOS EL FUEGO
DEL ESPÍRITU. Adviento es un tiempo para el gozo y para la apertura al Espíritu
Santo. Pero, ¿cuántas veces he ido apagando el Espíritu de Dios en mí o en los
demás?
Juan el Bautista, un nuevo personaje del Adviento, que aparece en el evangelio de
hoy (Jn.1,6-8.19-28), nos trae una buena noticia que nos llena de gozo: “Yo
bautizo con agua, pero medio de ustedes hay uno que no conocen, que viene
detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de su sandalia”.
Él (por San Juan Bautista), vino con la misión de presentarnos al que nos da la paz
y el gozo, la esperanza y las ganas de vivir…ese es Jesús. Viene, como testigo de la
luz. ¿Cuántos de nosotros somos testigos de luz o de las tinieblas? Adviento es un
tiempo para ratificar ese compromiso de ser luz para otros que la han perdido.
Adviento tiene un rostro: la alegría.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)