“Nadie más grande que Juan entre todos los que han nacido de una mujer”
Lc. 7, 24-30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. JUAN, SE DEDICÓ A DESPERTAR LOS CORAZONES, PARA QUE
ESTOS SE VOLVIERAN A DIOS.
Cuando se fueron los mensajeros de Juan, Jesús comenzó a hablar de él, es decir espera
que se retiren, así no parecerá adulación. Jesús, elogia a Juan, un hombre que vive en la
austeridad, apartado de todas las comodidades, un hombre que fue capaz de tocar los
corazones.
Juan lleva una vida difícil, sin embargo es fiel a su misión, con sus palabras le preparó el
camino para la venida de Jesús. Para el Señor, Juan es un hombre integro, que se ha
puesto al servicio de Dios. Juan vivió y se inmolo por Jesucristo, retirándose del escenario
cuando irrumpió Jesús.
Juan no fue motivado por intereses mezquinos, el no fue atraído por la vanagloria. Es decir,
Juan, se dedicó a despertar los corazones, para que estos se volvieran a Dios.
Jesús, nos muestra que Juan no solo es profeta, si no mucho mas que eso, porque él fue su
precursor. Es decir, mientras otros profetas veían al Mesías desde lejos vaticinios, Juan no
solo es el precursor del Mesías, sino que lo presenta directamente a su pueblo.
Así es como Juan no es ninguna caña mecida por el viento en el desierto, pues conciente
como es de su misión, ha puesto en ello todo su empeño.
Juan, modesto y humilde, niega ser profeta, el no es como los demás, que desde lejos
anunciaron a Jesucristo, él se los señala con el dedo, él les indica al que ya ha venido.
2. “FRUSTRARON, EN SU PROPIO DAÑO, EL PLAN DE DIOS PARA
ELLOS”,
Nos relata el evangelista que todo el pueblo que lo escuchó, incluso los publicanos,
aceptaron el designio de justicia de Dios, haciéndose bautizar por el bautismo de Juan.
Pero los fariseos y los escribas no aceptaron ese bautismo y frustraron, en su propio daño,
el plan de Dios para ellos. Es decir estamos frente a una rigidísima forma de ser con los
Evangelios de un sector que se reconoce como gente instruida. Jesús nos ha dicho con
esto que El Reino de los Cielos es combatido fanáticamente, y los apasionados intentan
arrebatarlo.
Jesús hace una fuerte crítica contra esos que no aceptan el mensaje divino al expresar
“frustraron el designio (plan) de Dios para con ellos”, ¿Cuál plan?, el que todos los hombres
se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Esto porque los fariseos, no aceptaron el
bautismo de Juan y del mismo modo no admitieron las disposiciones morales que él
suponía.
Entonces si no reconocieron a Juan, tampoco lo hicieron con Jesucristo, en otras palabras,
del mismo modo como ya había rechazado el bautismo, rechazaban la confianza en Jesús
La soberbia, la altanería, la vanidad, la petulancia, la jactancia, es el gran inconveniente
para creer, así vemos como los humildes, los sencillos, los que reconocen sus faltas, los
pecadores y publicanos creen en la palabra de Juan, y al mismo tiempo los que se dicen
doctores, sabios, inteligentes, no la oyen y aún más, la desprecian.
3. NOS CORRESPONDE PREPARAR EL CAMINO AL SEÑOR
En efecto, toda soberbia contra el Reino de los Cielos, es intimidación contra el, del mismo
modo los egoísmos y los malos instintos. También todas las tareas que hacemos para
combatir la tentación, las provocaciones del mal, la diaria contienda a veces contra las
pasiones, no produce un desafío. Palpamos día a día, la intimidación que sufre él Reinos de
Dios, especialmente frente a la irreverencia que se observa, en aquellos que
sistemáticamente buscan como contradecir los preceptos de nuestra fe. Entonces, el Reino
de los Cielos, se conquista con nuestro esfuerzo, con la ofensiva diaria contra la maldad,
motivando la conversión de los demás y trabajando por la nuestra.
Como profetas del Señor, en calidad de cristianos, adheridos a Jesucristo, comprometidos
con El, debemos ser sus precursores, nos corresponde preparar el camino al Señor, esta es
nuestra misión, esto es lo que debemos valorar y cumplir, pero con cuidado, que no nos
domine la soberbia, es decir que no nos enceguezca, que no nos obstaculice el camino de
nuestra fe, y orando para que siempre se cumpla la voluntad de Dios.
El Señor les Bendiga