Comentario al evangelio del Lunes 19 de Diciembre del 2011
Querido amigo/a:
Se acerca la Navidad. Esta última semana de Adviento es la recta final en la que debemos preparar el
corazón y no dejar que las distracciones superfluas nos impidan ver la Luz que viene a nacer en nuestro
corazón. No las luces de colores, sino el “Sol que nace de lo alto”. Dios va a nacer un año más en ti y
en mí, en medio de esta humanidad a la que tanto ama. No todos creen, no todos ven la Estrella, no
todos lo esperan. Pero este “sol” sigue brillando y viniendo un año más; es una oportunidad para
amarle más, para conocer más a este Jesucristo, Hijo de Dios, y así servirle mejor. ¿Está preparada tu
mente y tu corazón para vivir este acontecimiento? ¿Estás reconciliado? ¿Están tus ojos limpios para
ver? ¿Está tu esperanza restaurada? Si no es así, date prisa, queda poco tiempo, que no te agarre por
sorpresa el día veinticinco. Prepárate para celebrarlo y vivirlo como esta “visita” se merece. Ámalo
con toda la ternura de la que seas capaz. Haz sitio dentro de ti para que Él quepa, haz limpieza de todo
aquello que te estorbe. Deja que Dios llene tu corazón de aquello que Él sabe que más estés
necesitando. ¿Es posible?
Mira si es posible que la Palabra de hoy nos presenta a dos mujeres estériles: la esposa de Manoj e
Isabel, la esposa de Zacarías. La primera es bendecida con la visita del ángel del Señor y la fertilidad
de su hijo Sansón, futuro jefe carismático de Israel. La segunda es bendecida con la fertilidad de su
hijo Juan, el Bautista, anunciada a su esposo por el Ángel Gabriel. Dios transforma dos situaciones de
esterilidad en fertilidad. En la cultura judía, morir sin tener hijos, sin dar descendencia, era una
maldición, la mayor de las desgracias que podían ocurrir a una familia. La fe de estas mujeres bíblicas
es premiada con la fertilidad. Hoy, la mayor desgracia es haber vivido una vida sin frutos, sin pena ni
gloria; haber pasado por este mundo sin dejar nada de amor. Por eso el nacimiento de Dios quiere
hacernos fértiles, porque nos llena de vida para repartirla a los otros. Su amor nos fecunda para que
nosotros sigamos creciendo en el amor. ¿Cómo? Amando allí donde estemos. Eso es ser fértil. Eso es
“dar a luz”.
Desde el día 17, la antífona de la oración del Magníficat que se reza en las Vísperas (La Liturgia de las
Horas), va encabezada de un “Oh” exclamativo y una palabra. Cada día, desde el 17 hasta el 23, una
palabra diferente. Pues bien, una curiosidad que a mí me gusta y que comparto contigo por si no la
conoces, es que utilizando la primera letra de cada una de estas palabras en forma de acróstico (de
abajo a arriba), en la lengua latina, aparece un mensaje que descifraremos el día 23. Hoy es día 19,
pero el día 17 la antífona comenzaba con “Oh Sabiduría” (Sapientia) en latín y el día 18 “Oh Adonai”.
Hoy día 19 la antífona es “Oh renuevo del tronco de Jesé” (Radix). Con lo que ya tenemos tres letras
que de momento forman: SAR=(Sapientia-Adonai-Radix) ¿Qué mensaje nos descifrará este acróstico
litúrgico? Habrá que esperar…
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf
Juan Lozano, cmf