Comentario al evangelio del Martes 20 de Diciembre del 2011
Querido amigo/a:
Necesitamos señales para ver por dónde vamos. Para ver si por donde vamos, vamos bien; si este es el
camino o nos hemos salido de él. Estas señales son las balizas que vemos en los caminos de montaña,
los hitos, los mojones, los indicadores,…no sé cómo los llaman en tu región. Los que utilizan los
actuales GPS para desplazarse, también los necesitan para no salirse de la ruta; se llaman “tracks” o
“way points”. Cuando vas caminando por la montaña o por el bosque o por el páramo y llegas a uno de
ellos, sientes un gran alivio, una gran tranquilidad, pues te confirman que vas en la dirección correcta,
y al poco tiempo, ves el siguiente, a veces con levantar la mirada más allá.
¿Has encontrado estos indicadores durante este Adviento? Piénsalo despacio, porque si has trabajado
este tiempo de esperanza, seguro que has pasado por ellos, aunque no siempre hayas sido consciente.
Situaciones, acontecimientos ocurridos durante estas tres semanas anteriores, personas y relaciones,
conversaciones, momentos de silencio y oración, de paz, de reflexión, de prueba…
El profeta Isaías hoy nos muestra una de estas señales o balizas que el rey Acaz necesitaba de Dios
para asegurarse de que estaba con ellos ante la invasión asiria. Señal que le cuesta pedir porque Dios va
a pensar que no se fía de él. La señal es el nacimiento de un niño llamado “Emanuel” cuyo nombre ya
significa que Dios está con su pueblo y no lo abandona: “Dios con nosotros”.
El Evangelio de Lucas nos muestra la señal de las señales: la Anunciación. “Ahí tienes a tu pariente
Isabel, que a pesar de su vejez…” María se fió de esta señal, siguió esta baliza y la siguiente, y la
siguiente hasta el pie de la cruz. Pero allí no terminaban, habría más: Jerusalén, Pentecostés… No quedo
defraudada, como ya sabemos.
¿Qué señales ves en este Adviento? ¿Qué te quiere decir el Señor? ¿Por dónde vas? No importa saber
el final del camino ni a dónde nos lleva, sólo Dios lo sabe. Lo importante es caminar confiado, como el
buen peregrino, siguiendo las señales del camino para no perderse. Nunca adelantándose al Espíritu
Santo, siempre detrás, para ir seguro.
La antífona del Magníficat de las Vísperas de hoy es “Oh llave de David” (Clavis). Con lo que ya
tenemos la palabra en latín: SARC
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf
Juan Lozano, cmf