Comentario al evangelio del Viernes 23 de Diciembre del 2011
Querido amigo/a:
“Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí”. Así comienza la profecía que
Malaquías nos propone para hoy. Me centro en esta primera frase de la Palabra y te invito a orar hoy al
Señor, a las puertas de su nacimiento, con esta pregunta: Señor, ¿quiénes han sido para mí tus
mensajeros? ¿A quién me has enviado o me estás enviando? ¿Quién me habla de Ti a través de signos
o palabras o acontecimientos? Y pídele en tu oración que no te haga ciego para tomar conciencia y
darte cuenta de las personas que en tu historia de salvación el Señor ha ido poniendo a lo largo de tu
vida, y está poniendo, para que prepares sus caminos. Porque esos ángeles (o mensajeros) a veces están
entre nosotros y no los reconocemos. En ocasiones pedimos señales al Señor y no vemos las que nos
envía. A veces le esperamos en acontecimientos extraordinarios y no lo vemos en lo más sencillo y
cotidiano, como su encarnación entre nosotros, tan sencillo y pequeño como un niño.
Así era Juan el Bautista en el relato de su nacimiento que el evangelio hoy nos narra: un niño. “¿Qué
va a ser este niño?” Un gran mensajero, el mensajero. Todos estamos llamados con nuestra vida a ser
“Juanes Bautistas”, es decir a hacer como hacía él: señalar quién es el Cordero de Dios. “Este es el
Cordero de Dios”. Nuestras vidas están llamadas, nuestra vocación cristiana consiste en, seas laico
casado, soltero, religioso/a, sacerdote…, señalar con el dedo dónde está Jesús, dónde se le puede
encontrar, dónde quiere nacer de nuevo entre nosotros. Estamos llamados a ser mensajeros entre
nuestros hermanos, con humildad y sencillez, pero a la vez con valentía y capacidad profética,
denunciando toda forma de denigración e injusticia. Para ello, como señalaba antes, debemos tener
ojos para ver a los mensajeros que Dios me ha enviado, así yo también podré ser mensajero para otros,
podré ser un Juan el Bautista que ayude a otros a encontrar al Señor, al Cordero de Dios.
Hoy terminan las antífonas de las Vísperas que hemos ido siguiendo durante la semana. La primera
palabra de la de hoy es Emmanuel. Juntando todas las primeras letras sale: SARCORE. Y leído el
acróstico en sentido inverso puede leerse ERO-CRAS, que en latín podemos traducir como: VENDRÉ
MAÑANA.
¡Que así suceda!
Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf
Juan Lozano, cmf