“No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un
hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan”
Lc. 1, 5-25
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
ADHERIRNOS SIEMPRE A SU INVITACIÓN AMOROSA Y VENERAR
DÓCILMENTE SU VOLUNTAD
El anuncio del nacimiento de personajes excepcionales de la historia bíblica nos
ayuda a reflexionar en la continua y extraordinaria acción que Dios realiza con los
hombres, y en los múltiples dones que concede a cuantos acogen su Palabra con
corazón humilde y confiado.
En las narraciones de anunciaciones, Dios está presente en la vida de Sansón, como
en la del Bautista, concediendo dones especiales en orden a una participación total
del hombre en su proyecto de salvación, aunque exige una respuesta generosa y
concreta. También nuestra humilde historia, desde el día del nacimiento, está
marcada por la mano providente y paternal de Dios, que busca por todos los medios
la comunión con nosotros. Con frecuencia nuestros acontecimientos cotidianos de
salvación se esfuman y no sabemos adherirnos a la oferta divina por falta de escucha
y de fe, lo mismo que no logramos leer su presencia en el misterio de la encamación,
que se manifiesta en situaciones con frecuencia humildes o con fallos.
Lo que vale es percibir y adherirnos siempre a su invitación amorosa y venerar
dócilmente su voluntad, aun cuando escape a nuestro control. Sólo la escucha
silenciosa y la actitud de adoración de la Palabra de Dios es el camino para
comprender el proyecto divino con nosotros. El silencio interior, tan necesario en
nuestra vida, nos distancia de nosotros mismos para llevarnos al mundo del Espíritu,
donde se da el verdadero discernimiento y la gozosa comunión de vida. Sólo entonces
se conoce a Dios con la experiencia del corazón.
ORACION
Señor de la vida y de la historia grande y humilde, que haces maravillas ante nuestros
ojos, enviándonos mensajeros de alegres noticias y que te alzas como signo de
esperanza y luz para la salvación de todos, ven pronto a nosotros, una vez más, para
manifestarnos tu rostro y hacernos comprender que toda vida es un proyecto de amor.
Nosotros no tenemos ángeles que nos revelen claramente lo que quieres de nosotros
y cuál sea nuestro puesto en los misteriosos caminos de tu providencia.
Tú has vivificado a mujeres estériles, como las madres de Sansón y del Bautista, has
hecho prodigios por tu Espíritu en los que han creído en ti; te suplicamos: regenera
nuestro corazón, cansado y desconfiado, para que se adhiera a tu voluntad, haz que
nazca en nosotros un renovado deseo de amor hacia cualquier persona que
encontremos en el camino.
Haznos experimentar lo que haces hoy como en el pasado, para que también
nosotros podamos contar tus maravillas y tus intervenciones transformando nuestras
debilidades y pobreza con tu poder. Pero, sobre todo, haznos gustar el saber que
estás en nosotros y con nosotros y que nos trasciendes en tu misterio, porque tu
camino se dirige al corazón, cuando escuchamos tu Palabra de vida en el silencio y la
acogemos humildemente, como hizo la virgen de Nazaret, la mujer del silencio y la
interioridad.