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IV Semana del Adviento
Jueves
Lc 1, 46-56
Ha hecho en mi, grandes cosas el que todo lo puede . En el Evangelio de san
Lucas hemos escuchado que María, al visitar a su prima Isabel, canta el himno de
alabanza: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi
salvador... porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede” (Lc 1, 46-
47.49). En las palabras del "Magníficat" se manifiesta todo el corazón de nuestra
Madre.
Desde el principio Dios hizo grandes cosas en María. Desde el momento de su
concepción en el seno de su madre, Ana, cuando, habiéndola elegido como Madre
del propio Hijo, la ha liberado del yugo de la herencia del pecado original. Y luego, a
lo largo de los años de la infancia cuando la ha llamado totalmente para sí, a su
servicio, como la Esposa del Cantar de los Cantares. Y después: a través de la
Anunciación, en Nazaret, y a través de la noche de Belén, y a través de los treinta
años de la vida oculta en la casa de Nazaret. Y sucesivamente, mediante las
experiencias de los años de enseñanza de su Hijo Cristo y mediante los horribles
sufrimientos de la cruz y la aurora de la resurrección...
Escuchamos precisamente la voz de la Virgen que habla así de su Salvador, que
ha hecho obras grandes en su alma y en su cuerpo. El alma de la oración de María
es la celebración de la gracia divina, que ha irrumpido en su corazón y en su
existencia, convirtiéndola en la Madre del Señor.
También nosotros alabamos juntos a Dios por todo lo que ha hecho por la
humilde Esclava del Señor. Le glorificamos, le damos gracias. ¿Acaso no deberemos
repetir también nosotros como María: ha hecho cosas grandes en mí? Porque lo que
ha hecho en Ella, lo ha hecho para nosotros y, por lo tanto, también lo ha hecho en
nosotros. Por nosotros se ha hecho hombre, nos ha traído la gracia y la verdad.
Hace de nosotros hijos de Dios y herederos del cielo. Por consiguiente, nuestro reto
de todos los días es responder a las cosas grandes que Dios ha hecho y hace
diariamente en nuestra vida por María.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)