EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Los Santos Inocentes, mártires - Fiesta
Epístola I de San Juan 1,5-10.2,1-2.
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es
luz, y en él no hay tinieblas.
Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas,
mentimos y no procedemos conforme a la verdad.
Pero si caminamos en la luz, como el mismo está en la luz, estamos en comunión
unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad
no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos
de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no
está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino
también por los del mundo entero.
Salmo 124(123),2-3.4-5.7b-8.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando los hombres se alzaron
contra nosotros,
nos habrían devorado vivos. Cuando ardió su furor contra nosotros,
las aguas nos habrían inundado, un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
Nuestra vida se salvó como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se
rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Evangelio según San Mateo 2,13-18.
Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a
José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece
allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor
había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y
sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha
que los magos le habían indicado.
Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos
y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.
Comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo (hacia 406-450), obispo de Rávena, doctor de la
Iglesia
Sermón 152; PL 52, 604
«Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de
palabra, sino con su muerte» (Oración del día)
¿Hasta dónde pueden llegar los celos?... El crimen de hoy nos lo demuestra:
el miedo de un rival para su reino terrenal llena de angustia a Herodes; monta un
complot para suprimir «al Rey que acaba de nacer» (Mt 2,2), el Rey eterno; lucha
contra su Creador y hace matar a unos inocentes... ¿Qué mal habían cometido esos
niños? Sus mantillas eran mudas, su ojos no habían visto nada, sus oídos nada
habían escuchado, nada habían hecho sus manos. Sufrieron la muerte cuando
todavía no habían conocido la vida... Cristo lee el porvenir y conoce los secretos de
los corazones, juzga los pensamientos y escudriña las intenciones (Sl 138): ¿por
qué les ha abandonado?... El Rey del cielo que acaba de nacer ¿por qué ha
ignorado a sus compañeros tan inocentes como él, olvidado a los centinelas
apostados alrededor de su cuna hasta el punto que el enemigo que ha querido herir
al Rey ha devastado a todo su ejército?
Hermanos míos, Cristo no ha abandonado a sus soldados sino que les ha
colmado de honor haciéndoles triunfar antes de vivir y llevarse la victoria sin haber
luchado... Ha querido que posean el cielo y lo prefieran a la tierra..., les ha enviado
delante de él como a sus heraldos. No les ha abandonado: ha salvado a los que
eran su vanguardia, no se ha olvidado de ellos...
Bienaventurados los que han cambiado el trabajo por el descanso, los dolores
por el bienestar, los sufrimientos por el gozo. Están vivos, están vivos,
verdaderamente viven estos que han sufrido la muerte por Cristo... Dichosas las
lágrimas que por estos niños derramaron sus madres: les han valido la gracia del
bautismo... Que aquél que se dignado acostar en un establo nuestro quiera
conducirnos también a nosotros a los pastos del cielo.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”