Tenemos un Dios bueno que quiere perdonar a todos
2011-12-23
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus
vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande
misericordia, se regocijaron con ella.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su
padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: «No. Su nombre será Juan». Ellos le
decían: «Pero si ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él
pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.
En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a
bendecir a Dios.
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa
de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban
impresionados: «¿Qué va a ser de este niño?» Esto lo decían, porque realmente la
mano de Dios estaba con él. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Mi Dios y Señor, en vísperas de la Noche Buena quiero encontrarme contigo en la
oración. Mis debilidades y caídas me apartan de Ti, confío en tu piedad y en tu
misericordia. Ven, Señor Jesús, e ilumina esta meditación para prepararme a
recibirte en mi pobre y débil corazón.
Petición
Señor, acrecienta mi fe para saberte buscarte y escucharte en mi silencio de esta
oración.
Meditación
Tenemos un Dios bueno que quiere perdonar a todos
“Si quieres ser justificado, confiesa tu yerro: una confesin humilde de los
pecados deshace el enredo de las culpas Y ves cmo la esperanza del perdn te
mueve a confesar”. En el “Comentario al Evangelio según Lucas”, repitiendo la
misma invitación, el obispo de Milán expresa su maravilla por los dones que Dios
añade a su perdn: “Mira qué bueno es Dios, está dispuesto a perdonar los
pecados: no sólo vuelve a dar lo que había quitado, sino que concede también
dones inesperados”. Zacarías, padre de Juan Bautista, se qued mudo por no haber
creído en el ángel, pero después, perdonándole, Dios le concedió el don de
profecía: “El que poco antes era mudo, ahora ya profetiza”, observa san Ambrosio,
“es una de las gracias más grandes del Seor, el que precisamente los que le han
renegado le confiesen. Que nadie se desaliente, por tanto, que nadie pierda la
esperanza de recibir las recompensas divinas, aunque sienta el remordimiento de
antiguos pecados. Dios sabe cambiar de parecer, si tú sabes enmendar la culpa”
(Benedicto XVI, 19 de octubre de 2005).
Reflexión apostólica
«Como elemento central de su obediencia cristiana, los miembros del Regnum
Christi reconocen al Santo Padre como jefe supremo del Movimiento y se someten a
él con reverencia y amor filiales esforzándose por llevar a la práctica no sólo sus
mandatos sino también sus deseos. Esta obediencia respetuosa y cordial se
extiende también al Obispo de la diócesis y a sus presbíteros como miembros de la
jerarquía eclesiástica y Pastores en cada Iglesia particular» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi , n. 206).
Propósito
Prepararme para la Navidad pidiendo perdón por las veces en que no he sabido
obedecer la voluntad de Dios que se manifiesta a través de su Iglesia.
Diálogo con Cristo
Zacarías pudo hablar sólo cuando dijo «sí» al plan de Dios y aceptar que el niño se
llamará Juan. Yo también quiero decir «sí» a lo que Tú dispongas, confiando
plenamente en que será para mi felicidad presente y futura. Ayúdame a caminar en
la Iglesia, con valentía y fidelidad, el camino que me puede llevar a la santidad.
«Que tu obediencia sea plena y sin reticencias, externa e interna, motivada por la
fe y el amor, activa, alegre e incluso heroica»
( Cristo al centro, n. 1686).