Comentario al evangelio del Lunes 02 de Enero del 2012
Queridos amigos:
Cada quien tiene sus traumas particulares y, a veces, no es uno, sino que son legión. Siendo yo
estudiante de filosofía, un profesor de psicología hizo un test a nuestro colectivo. No sé qué varemos
nos aplicó. Pero como conclusión a mi me dijo que era emotivo, no activo y secundario. Lo de emotivo
y lo de secundario no me llamaba la atención, ni me hacía daño, pero lo de “no activo” me llego al
alma. Me molestó y me fastidió. Y desde entonces se ha convertido para mí en caballo de batalla. He
tratado de negarlo, exhibiendo el aval de mi laboriosa vida, antes de mi jubilación y aún a día de hoy.
He tratado de ocultarlo, por supuesto, no de manera consciente, pero sí de una manera muy real. Más
de una vez, he hecho gala de una agenda repleta de compromisos, como si el trabajo y la actividad
fueran lo más importante y significativo de mi vida. Estaba convencido de que no era así, pero me
sentía obligado a dar el pego. Si no fuera exagerar, diría que me vendía a la actividad, para recoger la
buena imagen.
Frente a esta forma de actuar y de vivir mía, lo que más me llama la atención en Juan Bautista y lo que
más me admira de él es que no quiere aparecer como lo que no es. Anda en verdad y a esto se le llama
autenticidad en toda tierra de garbanzos. Juan es un hombre auténtico, que no vive de apariencias. Un
hombre de una sola pieza, que llama al pan, pan y al vino, vino. Que habla de lo que es y no se da pisto
de ningún tipo. Que no se adula a sí mismo, ni adula a los demás. Es un hombre de una sola pieza que
pone a las personas y a las cosas en su sitio. Ni tiene empacho ninguno en decir a la cara que el bautiza
con agua, ni lo tiene en decir que, en medio de ellos, hay uno que no conocen, que existía antes que él
y al que no es digno de desatar las sandalias. Si humildad es andar en verdad, Juan es un tipo autentico,
humilde y verdadero.
Uno de los rasgos de nuestra mejor navidad, ésa que podríamos celebrar a día de hoy, apegados a lo
concreto, tendría que ver con esas facetas humanas que practicaba Juan: la autenticidad, la verdad y la
humildad.
Un abrazo de Pepe Vico
Pepe Vico