Solemnidad. Natividad del Señor (25 de diciembre)
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«La Palabra se ha hecho carne, y ha puesto su casa entre nosotros»
I. LA PALABRA DE DIOS
Is 52,7-10: «Los confines de la tierra verán la victoria de nuestro Dios»
Sal 97,1.2-6: «Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro
Dios»
Hb 1,1-6: «Dios nos ha hablado por su Hijo»
Jn 1,1-18: «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
La alegría que se anunciaba al pueblo cuando era proclamado un nuevo rey en
Sión, la usa ahora el Profeta para anunciar la inauguración de un nuevo reinado de
Dios. La inminencia del retorno de los exiliados, y el anuncio de paz subsiguiente,
serán los signos perceptibles de la acción divina.
La Palabra de Dios, que había hecho surgir el mundo y el hombre, acampa en el
mundo y se hace hombre para dar a los hombres el poder ser y llamarse «hijos de
Dios». Percibida «en otro tiempo» (2.ª Lect.) como una revelación del proyecto de
Dios sobre el mundo y el hombre, acontece ahora entre nosotros como salvación.
La Palabra se ha hecho carne precisamente en este mundo. Que este mundo sea
aceptado como es y no desdeñado como morada del Hijo, es un modo de convencer
al hombre de que Dios, a pesar de todo, le sigue amando.
III. SITUACIÓN HUMANA
La celebración meramente costumbrista de la Navidad la reduce. Cristianos y no
cristianos, los que celebran de corazón y «los que se apuntan», todos necesitamos
abandonar cualquier vestigio de frivolidad en estos días.
La búsqueda de la paz y de la convivencia no son de ahora; han sido siempre señal
de la permanente e incansable búsqueda de Dios y de sus signos. En el corazón del
hombre y del mundo estaban escritas esas señales, que no le dejarán tranquilo
hasta que no halle a Dios en medio de este mundo que, por ser casa de Dios,
cuenta con que el Padre en su Hijo ha venido a compartir la historia.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– El Verbo se hizo carne: «Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó
del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo
hombre» (456).
"... para salvarnos reconciliándonos con Dios: «Dios nos amó y nos envió a su Hijo
como propiciación por nuestros pecados» (1 Jn 4,10)" (457).
"... para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: «En esto se manifestó el
amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que
vivamos por medio de él» (1 Jn 4,9)" (458).
"... para ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y
aprended de mí...» (Mt 11,29)" (459).
"... para hacernos «partícipes de la naturaleza divina» (2 P 1,4)" (460).
La respuesta
– Creer es acoger y anunciar a Cristo: "« Lo que existía desde el principio, lo que
hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron
nuestras manos acerca de la Palabra de vida – pues la Vida se manifestó, y
nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que
estaba con el Padre y se nos manifestó– lo que hemos visto y oído, os lo
anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y
nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos
esto para que vuestro gozo sea completo » (1 Jn 1,1-4)" (425).
– En el centro de la catequesis: Jesucristo: 426. 427. 428. 429.
El testimonio cristiano
– «Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida;
muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que
se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta que nos llegara la luz;
estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un
libertador... ¿No merecía conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta
nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en
un estado tan miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, or. catech, 15)»
(457). Si el amor del Padre se ha manifestado en que ha entregado a su Hijo al
mundo, más patente queda cuando lo contemplamos viviendo entre quienes ha
venido a salvar.
Con permiso de Almudi.org