Ser o parecer
La simulación es hoy por hoy, un arte. Mil artimañas nos llevan a parecer en
lugar de ser. Parecemos, pero no somos. Parecemos cristianos o cristianas,
parecemos gente correcta, responsable, comprometida. Pero somos como
la luna que oculta siempre su faz oscura. Pero ni siquiera eso, ocultamos la
luz, el fuego del Espíritu, la imagen de Dios, su esplendor. Y Seguimos
llamándonos cristianos.
Esta fecha del Bautismo del Señor quiere llevarnos a definir nuestra
identidad cristiana. Cuando Jesús sale del agua, el Espíritu se derrama
sobre Él, lo unge, lo consagra y se oye una voz del cielo que dice: “Este es
mi hijo muy amado, mi predilecto, escúchenlo”. Jesús es el Mesías, el
enviado del Padre. Toda su vida responderá a este llamado, a la voluntad
del Padre.
El canto de Isaías es un canto a la conversión, a volver a los caminos del
Señor, a retomar la Alianza. Es como decirnos: “Vuelvan al Señor, dejen de
parecer y comiencen a Ser de verdad su gente, su pueblo”. Esta limpieza de
imagen nos lleva a la opción radical que nos exige el bautismo,
matriculados en la escuela del discipulado y lanzados a la Misión.
“Tres son los que dan testimonio: El Espíritu, el agua y la sangre”. Ninguno
de Ellos acepta componendas, ni mediastintas, ni mediocridades: El Espíritu
es la verdad, el agua la transparencia, la sangre la donación total. Hacia allá
apunta nuestro bautismo. Que es lo mismo que nuestra vida entera,
nuestro compromiso de cada día. Entonces, no hay cabida al simple
“parecer”, sino que debemos darlo todo para “Ser” como Cristo.
Cochabamba 08.01.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com