Carta del Obispo de Posadas para el 29 de enero de 2012.
LEVANTAR LOS OJOS A DIOS
(Parte V)
Finalizando el mensaje papal en la XLV Jornada Mundial de la Paz, que veníamos
meditando los domingos anteriores, el Papa Benedicto XVI hace un llamamiento a todos
los jóvenes y que hemos de asumirlo como propio para que podamos lograr crecer como
sociedad en justicia y en paz.
“Ante el difícil desafío que supone recorrer la vía de la justicia y de la paz, podemos
sentirnos tentados de preguntarnos como el salmista: «Levanto mis ojos a los montes: ¿de
dónde me vendrá el auxilio?» (Sal 121,1).
Deseo decir con fuerza a todos, y particularmente a los jóvenes: «No son las ideologías las
que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el
garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico [...], mirar a
Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno.
Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?». El amor se complace en la verdad, es la fuerza que
nos hace capaces de comprometernos con la verdad, la justicia, la paz, porque todo lo
excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (cf. 1 Co 13,1-13).
Queridos jóvenes, vosotros sois un don precioso para la sociedad. No os dejéis vencer por
el desánimo ante las dificultades y no os entreguéis a las falsas soluciones, que con
frecuencia se presentan como el camino más fácil para superar los problemas. No tengáis
miedo de comprometeros, de hacer frente al esfuerzo y al sacrificio, de elegir los caminos
que requieren fidelidad y constancia, humildad y dedicación. Vivid con confianza vuestra
juventud y esos profundos deseos de felicidad, verdad, belleza y amor verdadero que
experimentáis. Vivid con intensidad esta etapa de vuestra vida tan rica y llena de
entusiasmo.
Sed conscientes de que vosotros sois un ejemplo y estímulo para los adultos, y lo seréis
cuanto más os esforcéis por superar las injusticias y la corrupción, cuanto más deseéis un
futuro mejor y os comprometáis en construirlo. Sed conscientes de vuestras capacidades y
nunca os encerréis en vosotros mismos, sino sabed trabajar por un futuro más luminoso
para todos. Nunca estáis solos. La Iglesia confía en vosotros, os sigue, os anima y desea
ofreceros lo que tiene de más valor: la posibilidad de levantar los ojos hacia Dios, de
encontrar a Jesucristo, Aquel que es la justicia y la paz.
A todos vosotros, hombres y mujeres preocupados por la causa de la paz. La paz no es un
bien ya logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar. Miremos con mayor
esperanza al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a
nuestro mundo un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad
respecto a las jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser
pacíficas y artífices de paz. Consciente de todo ello, os envío estas reflexiones y os dirijo un
llamamiento: unamos nuestras fuerzas espirituales, morales y materiales para «educar a los
jóvenes en la justicia y la paz».
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo. Mons. Juan R Martínez.