Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.
¿Cómo podemos darle a nuestra vida un buen enfoque?
EStimados hermanos y amigos:
Siempre que terminamos un año y empezamos a vivir otro, formulamos una serie
de propósitos, de los que, dicha sea la verdad, muchos se quedan sin cumplir. Esto
ocurre porque nos dejamos arrastrar por nuestra persistente rutina, porque somos
perezosos, nos dejamos arrastrar por sentimientos depresógenos tales como la
tristeza que nos causan ciertos recuerdos y circunstancias, etcétera.
Este año deseo proponeros que cumplamos todos juntos un propósito, que, si lo
aceptamos, y lo llevamos a cabo adecuadamente, puede cambiar nuestra vida.
¿Cuál es el propósito mágico que os estoy proponiendo, no sólo para que lo
cumplamos este año, sino durante todos los días que se prolongue nuestra vida?
La pregunta que nos estamos planteando, se nos responde, -con pocas y
escuetas palabras-, en el siguiente versículo bíblico, de la Carta neotestamentaria
de Santiago:
"Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. ¡Limpiad vuestras manos,
pecadores! ¡Purificad vuestros corazones los que os portáis con doblez!" (ST. 4, 8).
Si nos acercamos a Dios, El se nos hará el encontradizo, pero, si queremos vivir
en su presencia, tenemos que renunciar al pecado.
En este primer día del año, celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de
Dios, la mujer de la que, aunque muchos suponen que es un ejemplo de fe sólo
para las mujeres, también debe ser imitada por los hombres.
Si queremos desarrollarnos adecuadamente en cualquier campo de la vida,
debemos estar preparados para hacer grandes esfuerzos y sacrificios, y para
aceptar los cambios que Dios efectúe en nuestra vida.
Recordemos que Nuestra Santa Madre tenía su vida hecha, pues su padre la
había prometido con San José en matrimonio, a quien tendría que servir de por
vida, como una buena esposa judía.
Cuando San Gabriel le dijo a María Santísima que Dios la había elegido para que
fuera la Madre de su Hijo, ella no se negó a que se cumpliera en su vida el designio
divino de que el Salvador de Israel naciera de sus entrañas, pero seguro que sufrió
mucho, al pensar que San José podría haberla denunciado, para hacerla morir, por
haber cometido adulterio contra El, supuestamente.
En casa de su parienta Elisabeth, María pasó tres meses pacientemente, sirviendo
a su prima embarazada, esperando que llegara el momento en que tendría que
volver junto a sus familiares, para disponerse a que su futuro marido dispusiera lo
que quería hacer con su vida. María Santísima, quien vivía confiada en las manos
de Dios, tuvo que pasar la difícil prueba de estar en manos de un hombre que, de
haber sido despechado o celoso, hubiera podido asesinarla, cosa que Dios tenía que
impedir, porque la había elegido para que fuera Madre de su Hijo, pero María sólo
podía creer esta realidad por la fe que la caracterizaba, pues debió pensar mucho
en el peligro que corría su vida.
Nuestra vida está llena de dificultades que debemos vencer, independientemente
de que seamos cristianos, aunque los discípulos de Cristo tenemos la creencia de
que Dios nos ayudará a superar las dificultades que no podamos resolver por
nuestros propios medios.
En este primer día del año, pienso que deberíamos reflexionar sobre las
oportunidades que hemos desperdiciado a lo largo de nuestra vida, para
concienciarnos de la necesidad que tenemos de aprovechar bien, no sólo el año
2012 que hemos empezado a vivir, sino todos los días de nuestra existencia.
Si estamos confiados a Dios, tenemos mucho por hacer en este mundo. Hay
quienes piensan que los cristianos sólo debemos rezar, pero ello no es cierto,
porque tenemos la misión de hacer de este mundo en que vivimos, una imagen del
Reino de Dios, cuya instauración completa esperamos que sea llevada a cabo, por
Nuestro Señor Jesucristo.
Muchas veces nos sucede que las oportunidades que no aprovechamos, no se
vuelven a repetir jamás. Este hecho me hace pensar que, a pesar de las dificultades
que nunca nos faltan, debemos empezar a vivir el nuevo año 2012 con entusiasmo,
pidiéndole a Dios que nos ayude a vencer las dificultades características de nuestra
vida.
María y José, en Belén de Judá, no encontraron sitio en el mesón, para que Jesús
hubiera podido nacer, en un lugar digno. Aunque María y José vieron nacer a su
Hijo pobremente, ellos se sobrepusieron a esa circunstancia, así pues, José alquiló
una casa, donde permanecieron unidos, hasta que tuvieron que huir a Egipto, para
salbvar la vida del pequeño Jesús, de la centuria que el tirano Herodes envió a
Belén, para que asesinara a todos los niños menores de dos años.
Puede sucedernos que nuestra vida sea difícil, pero no por ello debemos
renunciar a la realización de los proyectos que anhelamos, siempre que nuestros
deseos no estén basados en fantasías, sino en la realidad.
Con respecto al hecho de que debemos renunciar al pecado, nos dice el primer
Obispo de Jerusalén:
"Por tanto, renunciando a todo vicio, al mal que nos cerca por doquier, acoged
dócilmente el mensaje que, plantado en vosotros, es capaz de salvaros" (ST. 1,
21).
Los cristianos tenemos que serle fieles a Dios, pues Santiago, nos instruye, en los
siguientes términos:
"Hablad y actuad como hombres que van a ser juzgados por una ley de libertad.
Y tened en cuenta que será juzgado sin compasión quien no practicó la compasión.
La compasión, en cambio, saldrá triunfante del juicio" (ST. 2, 12-13).
Santiago nos propone un interesante reto, que deberíamos estar dispuestos a
aceptar, aunque, para poder hacerlo, tengamos que cambiar nuestra forma de
pensar y actuar, adaptándonos a la forma de pensar y proceder de Nuestro Santo
Padre, así pues, el citado Obispo jerosolimitano, nnos dice:
"Si de veras hay entre vosotros quien se precia de sabio o inteligente, demuestre
con su buena conducta que la sabiduría ha impregnado de amabilidad su vida" (ST.
3, 13).
¿Podremos demostrar que somos sabios según el querer de Dios, sabiéndonos la
Biblia de memoria, interpretándola según nos pide que lo hagamos el Magisterio de
la Iglesia, y sin ser caritativos con quienes sufren?
La respuesta a la pregunta que nos estamos planteando es negativa, porque,
Santiago, nos dice:
"Pero se trata de que pongáis en práctica ese mensaje y no simplemente que lo
oigáis, engañándoos a vosotros mismos. Y es que quien oye el mensaje, pero no lo
pone en práctica, se parece al hombre que contempla su propio rostro en el espejo:
se mira, y, en cuanto se va, se olvida, sin más, del aspecto que tenía" (ST. 2, 22-
24).
Si la Palabra de Dios nos informa de que debemos ser caritativos, y no lo somos,
no podemos aceptar el reto que nos propone Santiago en su Carta, que hemos
recordado en esta meditación. Además, el citado Santo, nos recuerda esta realidad:
"Porque saber hacer el bien y no hacerlo es pecado" (ST. 4, 17).
¿En qué sentido mejorará nuestra calidad de vida si aceptamos el propósito de
acercarnos a Dios?
Si nos acercamos a Dios, y cumplimos su voluntad, es normal el hecho de que
mejore notablemente nuestra calidad de vida, porque, Nuestro Padre común, quiere
que alcancemos la plenitud de la felicidad, pues en ello consiste el cumplimiento de
su voluntad.
Si deseamos conocer a Dios para ver si nos interesa aceptar el cumplimiento de
su voluntad, lo primero que debemos hacer, es formarnos espiritualmente.
Cuando San Pablo y su compañero Silas predicaron el Evangelio en Berea, les
sucedió una cosa entre los judíos que es muy curiosa para nosotros, porque,
mientras asistimos a la Eucaristía, y, apenas salimos por la puerta del templo, no
nos acordamos de la homilía de nuestro sacerdote, ellos comprobaban lo que los
citados predicadores les habían dicho en su copia de las Sagradas Escrituras, con
tal de ver si era verdad, para estudiar la posibilidad de creer en Jesús. San Lucas
describe este hecho en los siguientes términos, en sus Hechos de los Apóstoles:
"En Berea, los jjudíos eran más abiertos que los de Tesalónica, y recibieron el
mensaje con gran interés, estudiando asiduamente las Escrituras para verificar su
exactitud" (HCH. 17, 11).
Si conocemos a Dios por medio del estudio de su Palabra y de los documentos de
la Iglesia en cuyas páginas se nos interpreta la Biblia, estaremos dispuestos a vivir
una vida de acción, en la que pondremos en práctica todo lo que hayamos
aprendido durante nuestros años de estudio, y oraremos incesantemente, porque
habremos aprendido a estar en permanente contacto, tanto con Dios, como con sus
fieles Santos.
Os deseo, no sólo un feliz año, sino una feliz vida, que esté llena de bendiciones
divinas, para que podáis alcanzar la plenitud de la felicidad.
José Portillo Pérez