II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
SÓLO CONVENCE LA FORMA DE VIVIR
La Palabra: “Maestro, ¿dónde vives? Él les dijo: „venid y veréis'. Entonces fueron,
vieron donde vivía y se quedaron con él” (evangelio).
1. Juan el Bautista tenía un grupo de seguidores muy adeptos, eran
como sus discípulos. Dos de ellos, viendo la estima que Juan sentía por Jesús, se
acercaron al Profeta de Nazaret y se quedaron con él. Una enseñanza importante.
Cuando una persona es auténtica no está obsesionada por su protagonismo, sino
abierta siempre a la verdad, venga de donde venga. Juan Bautista es auténtico:
“Conviene que él crezca y que yo vaya desapareciendo”. La misma conducta vemos
en Jesús: “no ha nacido de mujer uno mayor que Juan”.
2. Los dos que se acercan a Jesús le preguntan dónde vive. “Venid y veréis”, les
dice Jesús. Y vieron en efecto, la forma de vida que llevaba: no vivía en un palacio
ni siquiera tenía una oficina humilde; no consta que tuviera casa propia y sí que
vivía de limosna; no se preocupaba por su seguridad material ni por su prestigio
social; curaba enfermos, acogía con amor a pobres y pecadores, no aceptaba el
soborno de los poderosos, era sincero y consecuente con lo que decía. Su
apasionamiento por la llegada del reino de Dios, la vida para todos y la fraternidad
sin fisuras, llenaba y hacía feliz la existencia de aquel singular Profeta. Y eso causó
tal impresión en los dos hombres que se acercaron a Jesús, que se quedaron a vivir
con él.
3. La propuesta de Jesús, el evangelio, se trasmite con palabras. En las catequesis
que imparten las parroquias y otras instituciones eclesiales, se presenta la fe de la
Iglesia formulada en los catecismos. Es importante que los niños aprendan a veces
de memoria esa doctrina y que los mayores la recuerden y la entreguen a otros.
Pero nunca las solas palabras convencen, y menos en una sociedad como la nuestra
plagada de anuncios comerciales y propaganda, que con mil artimañas buscan
sacar un mayor beneficio económico. Sólo una forma de vivir auténtica puede hacer
creíble la novedad evangélica. Y la forma de vivir
auténticamente el cristianismo siguiendo a Jesucristo, no es únicamente la práctica
religiosa sino la conducta ética: “tuve hambre y me diste de comer”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net