Encuentros con la Palabra
Domingo II del tiempo ordinario – Ciclo B (Juan 1, 35-42)
“¿Qué están buscando?”
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
Un vecino encontró a don Simón en cuatro patas en medio del andén, buscando algo en
el piso. «¿Qué andas buscando, buen amigo?». Simón, levantando la mirada como quien
pide ayuda, respondió: «Mi llave. La he perdido». De manera que el buen vecino se
arrodilló allí mismo y los dos se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un buen
rato dijo el vecino: «¿Dónde la perdiste?». Don Simón, casi disculpándose con una voz
que salió para adentro, respondió: «En casa».
«¡Santo Dios! Y, entonces, ¿por qué estamos buscando en plena calle?».
«Porque aquí hay más luz», fue la respuesta inocente de don Simón (Tomado con
algunas libertades de Anthony de Mello, El Canto del Pájaro ).
Es una verdad bastante obvia, pero estoy convencido de que no sólo es importante saber
qué estamos buscando, sino también tener claro dónde hacerlo; cuando queremos
acercarnos a Dios tenemos que clarificar primero qué es lo que buscamos, qué es lo que
queremos de él; para qué lo invocamos, qué le pedimos... pero esto no basta; es
importante también definir muy bien dónde lo vamos a buscar; porque puede ser que haya
sitios aparentemente iluminados que nos parecen más idóneos para encontrar a Dios; y,
sin embargo, él puede estar esperándonos en otra parte menos luminosa, como nuestra
vida ordinaria y cotidiana...
Suelo comenzar la experiencia de los Ejercicios Espirituales proponiéndole a las personas
esta pregunta: «¿Qué están buscando?», porque me parece fundamental que cada uno
establezca su propio encuentro con el Señor aclarándose, para sí mismo qué es lo que
nos lleva a buscarlo. Las motivaciones que se develan ante nosotros son muy diversas y,
muchas veces contradictorias. El milagro que realiza en esa experiencia es muy sencillo:
cuando hemos aclarado lo que buscamos, cuando decimos que buscamos a Dios,
entonces, comienza a concretarse el lugar en que debemos buscarlo.
Una pregunta como esta fue la que Jesús le lanzó un día a dos de los discípulos de Juan
el Bautista que lo seguían por el camino: “¿Qué están buscando? Ellos dijeron: – Maestro,
dnde vives?” Una cancin de Glenda, una religiosa chilena que transmite una
experiencia muy profunda de Dios a través de su música, tiene este estribillo que se va
repitiendo muchas veces: “Maestro, ¿dnde vives?” Termina diciendo: “¿Dnde está el
Seor? ¿Dnde iré a buscarle? Indícame el camino”.
La respuesta del Seor fue “– Vengan a verlo. Fueron, pues, y vieron dónde vivía, y pasaron
con él el resto del día, porque eran como las cuatro de la tarde”. La Iglesia nos propone este
texto del Evangelio porque quiere suscitar en nosotros el hambre del encuentro con el Señor
y el deseo de saber más de él. Pidámosle en este comienzo del tiempo ordinario que el
Señor quiera mostrarnos dónde vive, de manera que lo vayamos conociendo cada vez
más, para que más le amemos y le sigamos en nuestras vidas. Lo importante es que no
terminemos como don Simón, buscándolo en otra parte.
* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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