Master·evangeli.net
Día litúrgico: Domingo II (B) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Jn 1,35-42): En aquel tiempo, Juan se encontraba de
nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí
el Cordero de Dios (). Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos
que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste se encuentra primeramente
con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» —que quiere decir,
Cristo— ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
Jesús, el Cristo-Mesías
Hoy, Andrés ha convivido con Jesús y le confiesa como el Cristo, el Mesías. En
efecto, el descenso del Espíritu sobre Jesucristo (con que termina la escena del
bautismo) fue como la investidura formal de su misión. Los Padres de la Iglesia
veían en este hecho una analogía con la unción de los reyes y sacerdotes de Israel
al ocupar su cargo. La palabra "Cristo-Mesías" significa "el Ungido".
En la Antigua Alianza, la unción era el signo visible de la concesión de los dones
requeridos para su tarea, del Espíritu de Dios para su misión. Por ello, en Isaías
11,2 se desarrolla la esperanza de un verdadero "Ungido", cuya "unción" consiste
precisamente en que el Espíritu del Señor desciende sobre él, "espíritu de ciencia y
discernimiento, espíritu de consejo y valor, espíritu de piedad y temor del Señor".
Después, Jesús se presentó a sí mismo en la Sinagoga con una frase similar a la del
profeta (cf. Lc 4,18).
—Jesús, tú eres el "Ungido esperado", nuestro Rey y Sacerdote.
“servicio brindado por el http://evangeli.net/evangelio”. Con permiso a
homiletica.org