II Domingo del Tiempo Ordinario. Año Par
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
Lecturas
a.- 1 Sam.3, 3-10.19: Habla Señor que tu siervo escucha.
En el AT., la figura de Samuel es polifacética: sacerdote, profeta y juez. Vive en un
tiempo de transición, el paso del conglomerado de tribus a la monarquía. En su
existencia encontramos la sencillez y la grandeza; lo sereno y el drama; el silencio
y el hablar; la contemplación y el dinamismo. La llamada de Dios ocurre en el
templo, de noche, la lámpara ardía, tiempo propicio para la revelación. Samuel,
piensa en Elí que lo necesita, hasta que éste intuye que es Dios quien llama al
niño. Este tipo de llamada evoca la vocación de Isaías, sólo que esta ocurre en el
templo de Jerusalén, en una teofanía cargada de solemnidad (Is. 6). La concepción
de Samuel, como la del Bautista, se anuncia en el templo, sus madres son estériles
y ambas niños son consagrados al Señor (cfr. 1 Sam.1; Lc.1). Samuel es el primero
de los profetas y le toca anunciar los comienzos de la monarquía, con la dinastía de
David, de la que nace el Mesías (1Sam.8). A Juan Bautista, en cambio, le
corresponde anunciar la plenitud de los tiempos. Samuel renuncia con sus dos hijos
al título de juez para dar paso a la monarquía. Anuncia también la descalificación
del sacerdocio de Silo, su santuario, para dar paso al nuevo sacerdocio que se
establecerá en Jerusalén. Samuel supo dejar atrás una época para asumir la
novedad de otro hito de salvación para Israel.
b.- 1Cor. 6, 13.15.17-20: Vuestros cuerpos son miembros de Cristo.
El apóstol Pablo, se refiere a la importancia del cuerpo humano, creado por Dios,
pero sobre todo, destinado a la resurrección corporal (cfr. Rm. 6,3-4). Cuando
Pablo habla del pecado y su reinado en la vida del hombre, se refiere a la condición
frustrada del ser humano. Dios interpela al hombre y lo invita a una visión y sentido
positivo de su existencia, siempre y cuando reconozca su indigencia y acepta la
salvación divina. Conocemos sin embargo, que el hombre construye su vida sin
Dios, ahí está su pecado, no tener una visión trascendente de su existencia. En
cambio, en el reinado de la gracia, Jesucristo, da vida eterna, perdón de Dios para
el hombre, resurrección escatológica. Por el Bautismo, el hombre es incorporado a
la vida de Cristo resucitado, pero experimenta la lucha entre el pecado y la gracia,
muerte y vida, unido a Adán, pero más enfocado hacia Cristo y su destino glorioso.
Como cristiano intenta acentuar la realidad total del hombre, lo temporal y
espiritual. La sexualidad, concretamente está llamada a una plenitud de la persona,
en lo humano y cristiano. Pablo, hace alusión a la prostitución sagrada, que se
practicaba en el templo de Afrodita (vv. 15.17); el cristiano es templo del Espíritu
Santo, y por lo mismo, unido a Jesucristo, que es Dios, lo que se opone a la falsa
divinidad. La idolatría, destruye al cristiano, en cambio, los pecados de la carne,
manchan al cristiano, pero no lo destruyen. “Huid de la fornicacin! Todo pecado
que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra
su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo,
que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis? ¡Habéis
sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.” (vv. 18-20).
El cristiano es un luchador nato, por la fuerza bautismal
que el Espíritu le otorga, no sólo para vencer el pecado, sino por hacer de Dios su
existir, y la vida eterna hacerla presente no como idea, sino plena participación de
ella, que será su morada sempiterna. Mientras el pecado paga con la muerte, Dios
recompensa con la vida eterna en Cristo.
c.- Jn. 1,35-42: Vieron donde vivía y se quedaron con Él.
El evangelio vemos como nuevamente Juan Bautista, da testimonio de Cristo a
quien presenta como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. En el
testimonio anterior no había testigos (v.19ss); ahora hay dos testigos, dos de sus
discípulos. Estos captan su testimonio y comprenden, que deben abandonar a su
maestro, y seguir a Jesucristo. ¿Qué los motivó a seguir a Jesús? La fe, en ese
sentido bíblico que tiene la imagen del Cordero de Dios (cfr. Jn. 1, 29-34). El
Maestro de Nazaret, habla por primera vez: “Jesús se volvi, y al ver que le seguían
les dice: “Qué buscáis?” Ellos le respondieron: “Rabbí, que quiere decir, “Maestro”
dnde vives?” Les respondi: “Venid y lo veréis.” Fueron, pues, vieron dnde vivía
y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.” (vv. 28-29). En
esa pregunta, hay mucho más que una interrogación. Es el primer interrogante de
quien quiere conocer y seguir a Jesús. Querían estar con ÉL, donde vive ÉL, deben
vivir los que le siguen (cfr. Jn. 14,2). La indicación de la hora décima es la hora de
Jesús, la hora de la plenitud. Para judíos y paganos el 10 es el número de la
perfección. Quien busca encontrará en ÉL una respuesta, plena y total. Jesús es la
plenitud de la revelación, único Salvador y Revelador. Andrés, le anuncia a su
hermano Simón, que ha encontrado al Mesías, lo que le basta a éste para seguirle.
Jesús, le cambia el nombre a Simón, por el de Cefas, Pedro en griego, la Roca.
Pedro, quedó impresionado con ese encuentro, y se unió a Jesús. Si nosotros
hemos acogido el “venid y veréis” y sabemos como es Él y donde encontrarle,
bueno sería ahora seguir profundizando en esa condición de discípulos, haciéndose
uno con Él, en sentimientos y actitudes, cada vez más evangélicas y eclesiales
transformadas en servicio a Dios y al prójimo.
San Juan de la Cruz comenta los versos: “donde secretamente moras” de su obra,
Llama de Amor viva, y nos ensea: “Dice que en su seno mora secretamente,
porque, como habemos dicho, en el fondo de la sustancia del alma es hecho este
dulce abrazo. Es de saber que Dios en todas las almas mora secreto y encubierto
en la sustancia de ellas, porque, si esto no fuese, no podrían ellas durar. Pero hay
diferencia en este morar, y mucha. porque en unas mora solo y en otras no mora
solo; en unas mora agradado, y en otras mora desagradado; en unas mora como
en su casa, mandándolo y rigiéndolo todo, y en otras mora como extraño en casa
ajena, donde no le dejan mandar nada ni hacer nada. El alma donde menos
apetitos y gustos propios moran, es donde él más solo y más agradado y más como
en casa propia mora, rigiéndola y gobernándola, y tanto más secreto mora, cuanto
más solo. Y así, en esta alma, en que ya ningún apetito, ni otras imágenes y
formas, ni afecciones de alguna cosa criada moran, secretísimamente mora el
Amado con tanto más íntimo e interior y estrecho abrazo, cuanto ella, como
decimos, está más pura y sola de otra cosa que Dios. Y así está secreto, porque a
este puesto y abrazo no puede llegar el demonio, ni el entendimiento del hombre a
saber cómo es. Pero a la misma alma en esta perfección no le está secreto, la cual
siente en sí este íntimo abrazo; pero, según estos recuerdos, no siempre, porque
cuando los hace el Amado, le parece al alma que recuerda él en su seno, donde
antes estaba como dormido; que, aunque le sentía y gustaba, era como al amado
dormido en el sueño; y, cuando uno de los dos está dormido, no se comunican las
inteligencias y amores de entrambos, hasta que ambos están recodados.¡Oh, cuán
dichosa es esta alma que siempre siente estar Dios descansando y reposando en su
seno! ¡Oh, cuánto le conviene apartarse de cosas, huir de negocios y vivir con
inmensa tranquilidad, porque aun con la más mínima motica o bullicio no inquiete
ni revuelva el seno del Amado! Está él allí de ordinario como dormido en este
abrazo con la Esposa, en la sustancia de su alma, al cual ella muy bien siente y de
ordinario goza. Porque si estuviese siempre en ella recordado, comunicándose las
noticias y los amores, ya sería estar en gloria. Porque, si una vez que recuerda
mala vez abriendo el ojo, pone tal al alma, como habemos dicho, ¿qué sería si de
ordinario estuviese en ella para ella bien despierto?” (Llama de Amor Viva 14,4-5).