Lectio Divina: II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Autor: P. Chuno, C.M.
LA PALABRA HOY: 1 Samuel 3, 3-10.19; Salmo 39; 1 Corintios 6,13-15.17-20;
Juan 1, 35-42
Ambientación: Imagen de Jesús, alrededor en trozos de cartulina los nombres de
los participantes. Un cirio y varias velas pequeñas.
Cantos sugeridos: Jesús te seguiré; Canción del testigo.
Ambientación:
Jesús nos hace hoy una pregunta muy concreta e importante: ¿Qué están
buscando?¿Qué queremos encontrar en Jesús. Seguir a Jesús es aprender a vivir
como él, mirar la vida como la miraba él, acercarnos a los últimos como se
acercaba él, orar con confianza al Padre como él, contagiar esperanza como la
contagiaba él.
Oración inicial
Tu llamada, oh Cristo,
ilumina la vida de tus discípulos…
Tu voz resuena siempre,
como la única puerta que nos salva del egoísmo
y que abre nuestro corazón a la vida misma
Concede a todo aquel que has llamado:
el amor a la escucha de tu Palabra,
el deseo de la entrega a tu servicio,
el anhelo de la fidelidad a tu amor.
Tú que eres camino verdadero,
senda amor de que lleva a la vida…
Tú, el modelo de gran obediencia de la cruz:
Renueva a todos tu llamado
y dona a cada uno
la fidelidad para seguirte siempre.
Amén.
I. Lectio: ¿Qué me dice el texto?
Jn 1, 35-42
Motivación: Jesús comienza ya su misión y va formando un grupo de discípulos.
Los primeros proceden de la comunidad de Juan, que reconocen a Jesús por su
testimonio. Ellos serán también testigos que comuniquen a otros la identidad de
Jesús. Finalmente, el reconocimiento de Jesús como Mesías será determinante a la
hora de seguirle. Escuchemos:
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Qué títulos se le dan a Jesús en este pasaje? ¿Qué significan?
¿Qué invitación hace Jesús a los discípulos?
¿Cómo responden a esta llamada?
¿Cómo llama Jesús a Simón? ¿Qué nombre recibe? ¿Qué significa?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mt 4,18-20; Mc 1,16-18; Mt 16,18;Mc 3,16;
Jn 19,36; 1Co 5,7; 1Pe 1,19
II: Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el texto?
Motivación: Podemos reflejarnos en la experiencia de los discípulos. En nuestra
vida de fe hemos encontrado testigos, como Juan Bautista y Andrés, que nos han
mostrado al Cordero de Dios. Pero sólo cuando vamos tras Jesús y pasamos tiempo
con Él descubrimos su auténtico rostro, y así lo podemos manifestar en nuestra
vida, entrando a formar parte del grupo de testigos.
Comparte una de tus primeras experiencias de encuentro personal con Jesús: ¿Qué
personas te hablaron de Él?, ¿con qué rostro se te dio a conocer?, ¿por qué lo
seguiste?
Vengan y vean. ¿Cuánto tiempo paso con Jesús? ¿Está presente en mi vida?
¿Dedico momentos para ver?
¿Soy capaz de aceptar la propuesta de Jesús: sígueme y lo verás?
¿Cómo soy testigo de Jesús para los demás? Concretamente, ¿a quiénes hablo de
mi experiencia de Jesús?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
II: Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Sólo a través del contacto personal con Jesús podremos llevar a cabo
nuestro seguimiento y llevar a otros a Cristo, igual que lo hicieron con nosotros.
Dirijamos nuestra oración a este Dios siempre presente entre nosotros.
Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos nuestra oración (o
todos juntos)
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 39).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: San Vicente entiende el seguimiento como una continuación de la
obra emprendida en la tierra por Jesús para evangelizar a los pobres. Nadie se
asemeja más a Jesús como el que prolonga en la tierra la misión salvadora del Hijo
de Dios.
¡Quiera Dios concedernos la gracia de conformar toda nuestra conducta a su
conducta y nuestros sentimientos con los suyos, qué él mantenga nuestras
lámparas encendidas en su presencia y nuestros corazones atentos siempre a su
amor y dedicados a revestirse cada vez más de Jesucristo de la forma que os acabo
de decir! Todos los bautizados están revestidos de su espíritu, pero no todos
realizan las obras debidas. Cada uno tiene que tender, por consiguiente, a
asemejarse a nuestro Señor, a apartarse de las máximas del mundo, a seguir con
el afecto y en la práctica los ejemplos del Hijo de Dios, que se hizo hombre como
nosotros, para que nosotros no sólo fuéramos salvados, sino también salvadores
como él; a saber, cooperando con él en la salvación de las almas. (XI, 414)
En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor
y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga
sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del
mundo. (Aparecida, 28)
COMPROMISO: Proponerme un tiempo de oración personal diario donde haga la
experiencia de encuentro personal con Jesús.
Confrontar nuestros proyectos personales con la voluntad de Dios, para dar el
primer lugar a lo que Él nos pide.
Oración final
Te damos gracias, Dios Padre,
porque, como a los apóstoles,
Cristo nos ha llamado por nuestro nombre a su fiel seguimiento.
Por el bautismo tú nos has hecho miembros del cuerpo de Cristo
y templos vivos del Espíritu Santo para alabanza de tu gloria.
Es vocación hermosa nuestra vocación cristiana.
¡Gracias, Señor!
Guíanos, Señor, mediante el Espíritu de tu verdad,
para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
Y haznos fuertes para testimoniar
los valores del espíritu en el mundo que nos rodea,
ahíto de cuerpo y ayuno de alma.
Así demostraremos que te pertenecemos para siempre. Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org