Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Enero 28
Santo Tomás de Aquino, OP
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Amé la sabiduría más que la salud y la belleza * Que el
mayor de ustedes sea el servidor de ustedes
Textos para este día:
Sabiduría 7, 7-10. 15-16:
Supliqué y se me concedió la prudencia; invoqué y vino sobre mí el espíritu de
sabiduría.
La preferí a los cetros y los tronos, y en comparación con ella tuve en nada la
riqueza. No se puede comparar con la piedra más preciosa, Porque todo el oro junto
a ella es un poco de arena y la plata es como lodo en su presencia. La tuve en más
que la salud y la belleza; la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga.
Que me conceda Dios saber expresarme y pensar como conviene a este don, pues
Dios es el autor de la sabiduría, él es quien les marca su camino a los sabios.
Porque nosotros, con todas nuestras palabras, y toda clase de sabiduría, de
habilidad y talento. Estamos en manos de Dios.
Mateo 23, 8-12:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«No dejen que los llamen “maestros”, porque no tienen más que un Maestro y
todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen “padre”,
porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar “guías”,
porque el guía de ustedes es solamente Cristo.
Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será
humillado y el que se humilla, será enaltecido».
Homilía
Temas de las lecturas: Amé la sabiduría más que la salud y la belleza * Que el
mayor de ustedes sea el servidor de ustedes
1. Amador de la Sabiduría
1.1 En la "Summa contra Gentes" Tomás desea abrir un diálogo que tendrá como
tema la fe cristiana pero que no presupone que el lector o interlocutor sea cristiano.
Es sobre todo este aspecto el que diferencia a esta magna obra de la "Summa
Theologiae".
1.2 Y para hablar de la fe sin presuponer la fe Tomás quiere establecer un terreno
que, siendo respetuoso con el dato revelado, a la vez sea lo más amplio posible.
Quiere que el diálogo quede abierto en su máxima expresión y por ello apela a
aquello que considera más característico y universal del ser humano: la capacidad
racional. Cuando esa capacidad inquiere por los causas últimas y los primeros
principios conduce finalmente a la "sabiduría".
1.3 "Sabio", pues, en la lógica de Tomás, quiere decir: "hondamente humano" y
"profundamente abierto". El interlocutor ideal de la Contra Gentes y su lector
perfecto es aquel que es sabio en este sentido. Lejos de una oposición entre la
razón y la fe, nuestro santo ve que la plenitud de la razón es la sabiduría y que la
plenitud de la sabiduría está en la revelación. Y siente, con un optimismo sereno y
contagioso, que la verdad cristiana puede ser ofrecida a todo hombre y que todo
aquel que ame la verdad tendrá un oído para este mensaje, como haciendo eco a lo
que dijo el Señor: " Todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18,37).
1.4 Este rasgo de santo Tomás, que podríamos calificar de magnanimidad
intelectual, ha hecho de él el "Doctor Universal". Su palabra no sólo expresa
preciosamente el conjunto de la fe cristiana sino que se dirige admirablemente a los
hombres. Y, si bien es cierto que no podemos considerar absoluta su enseñanza,
encontramos en sus escritos un contenido, un método y un espíritu que son en sí
mismos mensaje para todos los buscadores de la sabiduría.
2. Un Maestro siempre Discípulo
2.1 Como una discreta paradoja, la liturgia de hoy nos ofrece un texto evangélico
que impugna el uso de la palabra "maestro", precisamente en el día en que
celebramos a uno de los más grandes maestros del cristianismo.
2.2 Y esta bien escogido el texto porque Tomás mismo nunca se consideró tan
maestro que dejara de sentirse discípulo. Su palabra sale siempre fresca porque es
fruto de una reflexión que no se ha detenido; es el resultado de una tarea incesante
propia de quien nunca se considera dueño del tesoro que apenas entreabre.
2.3 Se ha comparado a Tomás con el sacerdote que expone el Santísimo
Sacramento y queda oculto detrás de la Hostia y la Custodia. Una imagen bella y
muy justa, porque ciertamente él, movido por la inteligencia de esa otra verdad, la
del conocimiento de sí mismo, no tuvo de sí más pretensiones que la búsqueda del
bien para su alma hambrienta de Dios y el deseo de ofrecer ese alimento de cielo a
sus hermanos los hombres.
3. Doctor Angélico
3.1 Por su pureza de vida y por la profundidad de su tratado teológico de los Santos
Ángeles se ha llamado también a Tomás el Doctor Angélico. Hoy se dan dos
extremos con respecto a los ángeles: mientras que la Nueva Era desorienta con
eficacia a las multitudes difundiendo una angeleología plagada de superstición y
larvado espiritismo, una mayoría de teólogos católicos multiplican sus reticencias a
todo lo sobrenatural, como si fuera terreno más seguro para enseñar la fe
quedarnos en los reductos de un positivismo que ya la ciencia superó hace tiempo.
Como consecuencia de este estado de cosas, en lo que toca a los ángeles así como
en otros temas el pueblo de Dios queda abandonado a su ignorancia y al poder de
la propaganda neopagana que hace abundantes estragos.
3.2 Viene bien recordar aquí con cuánto amor trató Tomás con los Ángeles y de los
Ángeles, porque vio su propia vida enmarcada en el modelo de aquellos que adoran
sin distracción y sirven sin interrupción a Dios a favor de la salvación de las almas.
La pureza en el amor, la prontitud en la obediencia, la agilidad en el servicio, la
humildad en su tarea y la luz en su entendimiento son todas virtudes angélicas que
iluminaron el camino vocacional de Tomás de Aquino y que hoy conservan plena
actualidad en quienes quieran conocer y difundir la doctrina sacra. ¡Cuánto faltan a
la Iglesia teólogos que sean adoradores y maestros que sean primero místicos!
3.3 El acto supremo de la adoración angélica no está lejos de nosotros. Aunque
invisible a nuestros ojos acontece cada día sobre el altar eucarístico, lugar
predilecto de descanso y alegría para el alma de Tomás. Imploremos de Dios un
corazón semejante para conocer cuanto nos es posible la grandeza del Sacramento
por excelencia, mientras peregrinamos en esta tierra, y alcanzar su realidad ya sin
velos en la Patria del Cielo .