Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo B, Tiempo Ordinario,
Domingo de la Semana No. 4
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca *
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos * Enseñaba
con autoridad
Textos para este día:
Deuteronomio 18,15-20:
Moisés habló al pueblo, diciendo: "Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus
hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él lo escucharéis. Es lo que
pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: "No quiero volver a
escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no
quiero morir." El Señor me respondió: "Tienen razón; suscitaré un profeta de entre
sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá lo que yo le
mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré
cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le
haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá.""
1 Corintios 7,32-35:
Hermanos: Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los
asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa
de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo
mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor,
consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los
asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para
vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y
al trato con el Señor sin preocupaciones.
Marcos 1,21-28:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado
siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina,
porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en
la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué
quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién
eres: el Santo de Dios." Jesús le increpó: "Cállate y sal de él." El espíritu inmundo
lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
"¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus
inmundos les manda y le obedecen." Su fama se extendió en seguida por todas
partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Homilía
Temas de las lecturas: Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca *
La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos * Enseñaba
con autoridad
1. Como Moisés
1.1 La primera lectura nos lleva a hacer una comparación entre Moisés y Jesús.
Para apreciar lo que esto significa necesitamos descubrir a Moisés; quiero decir:
descubrir en qué sentido Moisés es un profeta.
1.2 Se suele pensar que un profeta es alguien que predice cosas. Y aunque los
escritos tradicionalmente atribuidos a Moisés contienen algunas referencias hacia el
futuro, por ejemplo: qué pasará cuando Israel sea infiel a Dios, no parece que ese
sea el motivo básico de su lugar en el caminar del pueblo de Dios.
1.3 Más bien podemos decir que si un profeta habla con propiedad del futuro es
porque de algún modo se aproxima a la mirada de Dios, el cual abarca todo. Esta
proximidad tiene como fruto inmediato no tanto predecir sino mostrar la voluntad
de Dios, que a menudo entra en contraste con los planes humanos. Vemos así que
Moisés "el legislador" y Moisés "el profeta" son en verdad la misma persona, uno
que con su testimonio y su oración hizo transparente el querer de Dios para todo un
pueblo.
1.4 Y hay más: no se trata sólo de decir "esto quiere Dios;" se trata de mostrar
"cómo nos quiere Dios." Las disposiciones de Dios serían pura imposición si no
supiéramos de su amor que libera, de su ternura que es potente, de su sabiduría
que rebasa a todos. Y de todo esto ha dado fe uno que supo vivir buscando su
rostro: Moisés.
2. Primero los Hechos
2.1 El ministerio de Jesús, según lo describe el comienzo del Evangelio según san
Marcos, está lleno de obras de poder. Jesucristo no es una idea. No es tampoco un
personaje de fantasía al que podamos ponerle las características, cualidades o
defectos que a nosotros nos parezcan. Conocer a Jesús no es enterarse de un grupo
de ideas, de una colección de anécdotas o de las aventuras de algún personaje
extraño y más o menos simpático.
2.2 Conocer a Jesús es acercarnos a una vida. Él pertenece a nuestra historia.
Recordemos cómo empieza Lucas su testimonio sobre Jesús y su Evangelio: "Puesto
que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado
entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron
testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de
haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden,
ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido"
(Lucas 1,1-4).
2.3 Aquí se nos habla de "testigos oculares", de una "narración ordenada" y sobre
todo de un propósito: "para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido". La imaginación puede ser bella, pero no es sólida. Tratándose de Jesús,
los hechos tienen la primera y definitiva palabra.
2.4 Y de esos hechos nace una autoridad incomparable. El que enseña con
autoridad y exorciza con autoridad primero ha mostrado esa autoridad sobre la
historia nuestra, que en sus manos se reconstruye, limpia y florece.