Domingo IV del tiempo Ordinario del ciclo B.
Comentarios al Evangelio.
"Jesús predicaba el Evangelio del Reino de Dios con autoridad. Al citar el término
autoridad, entiendo que San Marcos no nos habla de poder ejercido a la fuerza, sino
de conocimiento y convicción irrefutables.
San Marcos nos habla en su Evangelio de Jesús diciéndonos que nuestro Señor
estaba capacitado para extraer espíritus inmundos o satánicos de quienes en
nuestro tiempo sabemos que son hepilépticos. El texto de San Marcos no tiene
desperdicio para los tradicionalistas ni para quienes vislumbran la fe intentando
equipararla al saber científico, así pues, mientras que los unos refuerzan su espíritu
para no ceder a las tentaciones demoníacas, los otros comprenden que hemos de
adquirir habilidades que fortalezcan nuestra psicología y nos ayuden a no caer en el
pecado y a superar nuestras dificultades como debemos hacerlo los cristianos.
Hace varios meses conocí a un joven en un foro católico que decía que necesitaba
encontrar una iglesia cristiana en la cual se le aceptara sin que se le reprochara su
homosexualidad, y me ofrecí a servirle en sus propósitos, con la condición de que
leyera la Biblia, porque no conocía ninguna religión cristiana en que se le aceptara
tal como era, y no quería dejarlo sólo. El pasado dos de enero aquel joven me
escribió diciéndome que seguía siendo católico, que no le importaba que muchos de
nuestros hermanos de fe no aceptaran su homosexualidad, pues había comprendido
que es imposible que todos nos agrademos unos a otros, así pues, si él hubiera
dejado de ser homosexual, habría perdido a sus amistades, aquellos hombres que
precisamente lo valoraban por el coraje con que defendía su estado de homosexual.
Internet es un medio en el cual, al no vernos las caras unos a otros, podemos
encontrar un poco de todo, así pues, donde reinan antivalores como la pornografía
y el tráfico de drogas a través de sofisticados códigos simbólicos e informáticos,
algunos abren su espíritu, desahogan su dolor, y se encuentran con su Dios y sus
prójimos los hombres.
Los cristianos de todas las iglesias tenemos muchas divisiones internas, y, para
entendernos, es preciso que comprendamos que para nuestros prójimos son
relativos algunos de los valores que nosotros consideramos absolutos y viceversa"
(José Portillo Pérez. Meditación del 14/01/2002).
"1. "Cuando Jesús inició su Ministerio público, tras haberse preparado
espiritualmente durante cuarenta días con sus correspondientes noches en el
desierto de Judea, empezó a predicar palabras tan bellas como esperanzadoras.
Mientras los doctores de la Ley tenían que citar las Sagradas Escrituras en todo
momento, el Señor hablaba sin decir "lo que os digo ahora está escrito en tal rollo",
etcétera, así pues, el Nazareno, hacía suyas las palabras de los Santos Hagiógrafos
del Antiguo Testamento. Había que ser un buen herudito para distinguir las
palabras de Jesús de los versículos de la Torá, los Profetas y los Reyes.
2. Satanás es un singular personaje, príncipe de las tinieblas, que persiguió a
Nuestro Salvador durante su Ministerio público. Eran muchos los ángeles malignos
enviados por el Diablo para hacer que el Hijo de María sucumbiera ante el intento
de fundamentar el Reino profetizado desde hacía muchos siglos. Entre los enviados
de Satán, se contaban los miedos, la envidia, la soberbia, la mentira, la venganza,
el egoísmo, la pereza... Todas estas cosas son vencidas por quienes confían en Dios
y las padecen.
3. Al considerar la vida del Mahatma Gandhi, nos encontramos con un hombre
caritativo, que no pudo evitar hacer peligrar su vida, para conseguir la
independencia de los hindúes, y hacer que estos se amaran entre sí, y conocieran a
Jesús de Nazaret, a pesar de que falló en sus dos últimos intentos. El hecho de que
Jesús hiciera milagros cuando había que hacerlos, no debe hacernos pensar que el
Señor era un hombre ficticio o con poderes especiales, pues, sin la pretensión de
publicitarse como el rey de copas del Reino de Dios, nuestro Redentor deseaba
mostrarnos la abundancia de dádivas con que Dios nos muestra su amor
misericordioso.
Concluyamos esta meditación del Evangelio diario, expresándole a Dios nuestro
deseo de conocer más y mejor a Jesús, para que aprendamos a ser Santos, gracias
al ejemplo que en su día nos dejó el Mesías" (José Portillo Pérez. Meditación del
3/09/2002).