“¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo?”
Mc 5, 1-20
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LA REGIÓN DE LOS GERASENOS
Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos, este
lugar estaba situado junto al Lago Tiberíades, y que, además, estaba enclavado en la
Decápolis. Cuando Jesús en esta región, le sale un endemoniado. Es un vagabundo por los
montes y regiones desérticas, dando gritos, hiriéndose con piedras, morando en
“sepulcros”. Así llevaba “muchos aos”. Al que pernocta en los sepulcros se dice que habita
en él el “espíritu impuro”. La ferocidad del endemoniado era tal que, para evitar que se
hiciesen daño a sí mismos o a otros, ya que atacaban a los caminantes, les habían atado
con cadenas en varias ocasiones, pero las habían roto.
2. USAR PARA LA CURA MEDIOS MÁGICOS O EXORCISMOS
Los rabinos atribuían en ocasiones la enfermedad a influjo mágico o a vejación de
demonios. De aquí el usar para la cura medios mágicos o exorcismos. Entre los medios
mágicos se usaban, verbigracia, amuletos, en los que se escribían versículos de la
Escritura, nombres de demonios, los cuales eran sólo conocidos de los rabinos. El
exorcismo se solía hacer por medio de conjuros y encantamientos, mezclados de acciones
supersticiosas, o por repetición de palabras sin sentido, pero en cuya acumulación y ritmo
se pensaba que estaba el poder. Al oír estas palabras, el demonio debía huir.
3. JESUCRISTO USARÁ PARA CURAR A ESTE ENDEMONIADO SU
MANDATO.
Cuando Jesús desembarc, el endemoniado viendo y conociendo a Jesús “desde lejos”;
viene corriendo y se postra ante él. Y “gritando” le dijo: “Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de
Dios, el Altísimo?
La expresin “Dios Altísimo” es usada en los escritos rabínicos para denominar al Dios de
los judíos. Se había hecho término usual y casi técnico, desde la época de los Macabeos,
para expresar al Dios de Israel. También los paganos conocían al Dios de los judíos bajo
este nombre. Aunque de suyo no era título mesiánico, en boca de este endemoniado debe
de estar usado en este sentido. Pero no es usado aquí en el sentido de filiación divina, pues
luego lo conjurará por Dios diciendo: Te conjuro por Dios, no me atormentes!”
4. EL ENDEMONIADO “CONJURA” A CRISTO QUE “NO LE
ATORMENTE.”
Y la razn es: Porque Jesús le había dicho: “Sal de este hombre, espíritu impuro!”. Aquí el
exorcismo de Cristo es orden. El endemoniado le “conjura” por Dios. Manifiestamente este
endemoniado cree en la virtud del nombre de Dios, máxime sobre Cristo, del que reconoce
su grandeza y santidad al llamarle “Hijo de Dios.”
El endemoniado pide que “no le atormente.” La venida del Mesías comenzaba a contener
esta obra demoníaca, es por lo que se encuentran “atormentados.” Y al tener su limitacin
antes del juicio final, es lo que les hace quejarse y temer que Cristo haya venido “antes de
tiempo” a “atormentarles” , creyeron que había venido a juzgarlos
5. EL PODER DE CRISTO SOBRE LOS DEMONIOS
Cristo le pregunta, no al endemoniado, sino al demonio, cuál sea su nombre. El conocer el
nombre del demonio debía de tener importancia en los exorcismos judíos. Se ve la finalidad
de esta pregunta de Cristo en aquel ambiente: al no decir el demonio su nombre y decir que
son “legin,” el poder de Cristo sobre los demonios aparecerá más claro, por no usar el
procedimiento de los exorcistas y por dominar en la colectividad de los “espíritus impuros.”
El demonio no responde su nombre, pero ensaya ocultarse en la vaguedad de una
colectividad. Dice “legin,” porque habían entrado en él muchos demonios. La respuesta no
podía pasar de una bravuconearía. Pues constando la “legin” romana de 5.000 a 6.000
hombres, no se puede pensar en semejante invasión en un individuo.
Cuanto disfruta la maldad mientras no sea sorprendida por la justicia, e incluso, hace alarde
y ostentación de fuerza cuando actúa libremente, pero en manos de la justicia y la verdad
suplica porque conoce el castigo.
6. LOS DEMONIOS PIDEN, AL SER EXPULSADOS DE LOS
ENDEMONIADOS
Lo que los evangelistas están destacando aquí ya es el poder total de Cristo sobre los
demonios, ya que reconocen la sumisin a sus rdenes, pues le “suplicaban
insistentemente” que “no los echase fuera de aquella regin.” No lejos de allí había una
piara de cerdos, que Marcos estima en cerca de dos mil. El número no resulta extraño, ya
que este puede referirse muy bien a lo que es normal, el acoplar en uno todos los diversos
rebaños del pueblo para facilitar su pastoreo y guarda.
Los demonios piden, al ser expulsados de los endemoniados, no ser obligados a ir al
“abismo,” es decir, a cesar en su tarea de enemistad y odio al establecimiento del reino de
Dios, y cuya prueba de su llegada, como Cristo dijo, es la expulsión de los demonios de los
poseídos, piden también entrar en la manada de los cerdos. Sin duda, pretendían, al
impulsarlos con una carrera desenfrenada a despeñarse y ahogarse en el lago, provocar
una reacción hostil de las gentes contra Jesús, con las ventajas que de esto pudieran
derivarse para su obra de mal. Pero se ve, por otra parte, que su acción en esta piara
acusa, de modo más sensible, el movimiento diablico de, literariamente, “expulsin” e
“ingreso,” destacándose así la suprema autoridad de Cristo sobre los espíritus impuros.
7. ¿POR QUÉ LA GENTE HUYE?
Así esta escena viene a presentar a un tiempo a Cristo como Mesías (Mt 12:23.28) y como
ejerciendo poderes de Dios: tanto sobre los bienes materiales como sobre el disponer del
destino de los demonios en permitirles una acción temporal tentadora o en recluirlos
definitivamente en el “abismo” (Lc).
Los pastores, despavoridos ante aquel suceso, en que no podían responder de la custodia
de los ganados, partieron a la ciudad y a los campos a dar la noticia. ¿Por qué la gente
huye?, por lo general es por el deseo de apartarse deprisa de lo que se considera molesto o
perjudicial, para evitar un daño, un disgusto o una molestia
8. ANTE TAL SUCESO, LA GENTE SE PRESENTÓ EN EL LUGAR.
Se describe el asombro de la gente al encontrarse al endemoniado “sentado a los pies de
Jesús, vestido y cuerdo”. Ante el asombro, no de la curacin del endemoniado, sino de la
manada despeada y ahogada, le rogaron que se “retirase de su regin,” pues “estaban
sobrecogidos de un gran temor” (Lc). Y el ruego debi de ser repetido e insistente, como lo
describe Marcos. No deja de ser extraña esta petición. Admitido el milagro, ¿por qué se
obra así? Probablemente por el temor a que pudiese haber nuevas pérdidas en sus bienes
materiales. Acaso vieron en él a un “profeta” judío que castigaba así el animal para ellos
prohibido.
9. COMENZÓ A PROCLAMAR LO QUE JESÚS HABÍA HECHO POR ÉL, Y
TODOS QUEDABAN ADMIRADOS.
Cuando Cristo, a sus ruegos, se embarcaba para retirarse de allí, el endemoniado ya
curado le rogaba insistentemente que le dejase estar con él. Pero Cristo no accedió a esta
peticin. No podía, por propio impulso, seguirle como apstol o “discípulo.” Pues no lo
eligieron ellos a El, sino El a ellos (Jn 15:16). Pero, si no con carácter oficial, de hecho lo
hizo su “apstol” en aquella regin. Pues le mand que fuese a los “suyos” y narrase lo que
“Dios ha hecho contigo.” Este hombre curado vino a ser como constituido “apstol” de Cristo
en aquellas regiones. El evangelio dice: El hombre se fue y comenzó a proclamar por la
región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.
10. ¿CUANDO SENTIMOS TEMOR Y CUANDO SENTIMOS MIEDO?
Siempre hay temor de acercarse a los cementerio, se le teme a los muertos, como si las
almas anduvieran errantes paseándose libremente, ¿por que no pensar mejor que el alma
de los buenos esta en manos de Dios?, ¿Por qué no pensar que las almas de los
pecadores, no habitan este mundo?, siendo la maldad, morada del demonio, la que le hace
daño al alma, no podemos pensar que esta ayude a lo que le hace mal.
¿Cuando sentimos temor y cuando sentimos miedo?, pareciera que es lo mismo una cosa
que otra, sin embargo no es así, el temor esta siempre en la mente, a modo de ejemplo,
cuando sentimos inquietud, especialmente cuando estamos desprotegidos, el temor nos
impide acercarnos a lo que consideramos que puede ser dañino, arriesgado o peligroso,
esto es una cierta sospecha o un recelo de lo que podría suceder mas adelante, en cambio
el miedo pasa por nuestro cuerpo, es esa sensación angustiosa que sentimos a causa de la
presencia, la amenaza o de la simple suposición del riesgo o del mal.
11. SEPAMOS VER EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR JESÚS, A EL
SALVADOR, A NUESTRO REDENTOR
Talvez no sea fácil comprender este Evangelio, donde Jesús derrota esos poderes que
luchan contra el Reino de Dios, aún más, ¿como comprender a esos cuidadores que
asombrados temieron la presencia del Señor Jesús y que luego huyeron?, de todas
maneras, es mejor confiar en Jesucristo, en su protección que temer al demonio y mientras
permanezcamos junto al Señor, no seremos tentados en nuestras fuerzas.
Sepamos ver en la presencia del Señor Jesús, a el Salvador, a nuestro Redentor y
démonos cuenta cuando parece molesta la presencia de Jesús, ¿en que ocasión de
nuestras vidas?, seguramente cuando la tenemos demasiada cómoda, cuando por la
presencia de El, tenemos que darnos al que lo necesite en desmedro de lo nuestro, nos
estorba la presencia de Jesús cuando tenemos que enfrentar nuestro egoísmo,
especialmente para que no nos haga ver como somos frente los mas necesitados.
12. EN EFECTO, PARA MUCHOS, JESÚS ES UNA COMPLICACIÓN
PORQUE ESTÁN OBLIGADOS A ACTUAR BAJO EL BIEN.
Pero para nosotros, lo más hermoso es vivir en compañía del Señor, le pedimos que no se
aleje y que se quede con nosotros, porque sin El nada somos y nada podemos esperar y
para eso estamos dispuestos a todo, dispuestos a ser desprendidos porque nada es digno
de El, pues es Jesús la mayor riqueza y la mayor alegría a la que podemos aspirar.
Así nosotros suplicamos, quédate con nosotros Jesús, para que puedas santificarnos y para
que nos ayudes a cumplir con la voluntad de Nuestro Padre.
El Señor les Bendiga