VII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
DIOS ES MISERICORDIA EN ACTO DE PERDONAR
La Palabra: “Viendo Jesús la fe que tenía, le dijo al paralítico: „hijo, tus pecados te
son perdonados'” (evangelio).
1. Debían tener mucha confianza los cuatro hombres y el paralítico llevado por
ellos; hasta ser capaces de abrir un boquete en la terraza del edificio donde estaba
Jesús, para introducir la camilla. Sin pedir confesión de los pecados ni
arrepentimiento, sin dar absolución ritual, Jesús afirma sin más que el paralítico ha
sido beneficiado con el perdón de sus pecados. Algo parecido a lo que dijo en casa
del fariseo Simón, viendo la gratitud de una pobre prostituta: si esta mujer respira
tal gratitud es que ha experimentado de modo especial el perdón. ¿Cómo se explica
esto?
2. El Dios revelado en Jesucristo no solo ama sino que es amor. Por tanto no solo
perdona, es misericordia que siempre está perdonando. Pero para que ese amor
alcance a las personas, estas tienen que dejar espacio, ser per-meables, confiar.
Algo similar ocurre con el perdón. Dios está perdonando siempre pero necesitamos
abrirnos a ese perdón. Es lo que llamamos arrepentimiento. Somos libres y Dios no
puede manifestar su amor y su perdón mientras no reconozcamos la finitud de
nuestra libertad finita que debe ser sanada. Lo que llamamos proceso de conversión
no es más que la escucha voluntaria y acogida de Dios que continuamente nos
habla en el sagrario de nuestra conciencia; en ese proceso se manifiesta el perdón.
Como culminación de ese proceso se celebra el sacramento de la penitencia para
recibir la fuerza en orden a dar un paso más en nuestra vida cristiana.
3. Los maestros de la ley y los letrados, en tiempo de Jesús y todavía hoy, se
escandalizan y se rasgan las vestiduras: „¡Este Jesús blasfema!' Les pasa como al
hijo mayor de la parábola o a los obreros que soportan los calores de toda la
jornada. No pueden entender que haya un padre y un amo tan bueno, de corazón
tan generoso. No pueden aceptar que Dios nos ame y nos perdona sencillamente
porque es bueno. Pero si aceptamos esa buena noticia de Dios, padre, madre,
ternura infinita, siempre, en medio de nuestras miserias e incoherencias,
mantendremos la paz, en la sensación de que Alguien nos sustenta, nos ama y nos
perdona incondicionalmente. Alguien en quien siempre podemos confiar.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net