II Domingo de Cuaresma, Ciclo B
ABRIR CAMINO EN EL DESIERTO
La Palabra de Dios : “Preparad el camino, allanad los senderos” (evangelio, Mc 1,
1-8).
1. En nuestra vida personal, familiar y social encontramos muchas dificultades para
seguir esperando. Carencias, incertidumbres, miedos y amenazas de todas partes.
A veces no sabemos hacia dónde mirar, y vamos resolviendo como podemos las
dificultades para sobrevivir. Además, con mucha frecuencia todos pretendemos ser
absolutos y en vez de dialogar y tratar de comprender a los diferentes,
arremetemos contra ellos sin concederles oportunidad ni respiro
2. Juan bautizaba “en el desierto”. Abrirse camino en la sociedad poblada de gente
no es fácil, pero con influencias de una parte y de otra, uno se va situando; se abre
camino y busca asegurarse política o socialmente, aunque sea trampeando y
aprovechándose de los demás. Abrir camino en el desierto parece tarea inútil y
perdida, porque pronto la arena lo cubre y no se consigue ningún puesto de
rentabilidad social. Es ahí, en el desierto de nuestra vida personal –que muchas
veces se desliza sin ningún aliciente– y en el desierto de nuestra vida social –que
no acaba de brillar con luz propia– donde debemos preparar el camino.
3. El camino que debemos ir roturando no es el de dignidades políticas o de
privilegios sociales, sino el camino que se abre “allanando” las crestas que cada uno
sacamos una y otra vez buscando sobresalir ante los demás y compartiendo con los
otros cuanto somos y tenemos. En cierta ocasión, una mujer sencilla de “El
Fanguito”, en La Habana, me decía: “compartir lo poco es darlo todo”. El Bautista
termina diciendo: detrás de mí viene otro “que os bautizará con Espíritu Santo”.
Ese otro es Jesucristo, portador del Espíritu, que con su forma de vivir y de morir –
nos buscándose a sí mismo sino la vida en plenitud para todos– es el camino para
nosotros. Los cristianos en Cuba, cualquiera que sea nuestra ideología política o
mentalidad religiosa, debemos ser testigos y hacedores de este camino como signo
saludable para todos.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net