EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 10,1-10.
La reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, y fue a ponerlo a prueba,
proponiéndole unos enigmas.
Llegó a Jerusalén con un séquito imponente, con camellos cargados de perfumes,
de muchísimo oro y de piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le
expuso todo lo que tenía pensado decirle.
Salomón respondió a todas sus preguntas: no hubo para el rey ninguna cuestión
tan oscura que no se la pudiera explicar.
Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había
construido,
los manjares de su mesa, los aposentos de sus servidores, el porte y las libreas de
sus camareros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa del Señor, se
quedó sin aliento
y dijo al rey: "¡Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti
y de tu sabiduría!
Yo no lo quería creer, sin venir antes a verlo con mis propios ojos. Pero ahora
compruebo que no me habían contado ni siquiera la mitad: tu sabiduría y tus
riquezas superan la fama que llegó a mis oídos.
¡Felices tus mujeres, felices también estos servidores tuyos, que están
constantemente delante de ti, escuchando tu sabiduría!
¡Y bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha mostrado su favor poniéndote sobre el
trono de Israel! Sí, por su amor eterno a Israel, el Señor te estableció como rey
para que ejercieras el derecho y la justicia".
La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de
perfumes y piedras preciosas; nunca más se recibieron tantos perfumes como los
que la reina de Sabá dio al rey Salomón.
Salmo 37(36),5-6.30-31.39-40.
Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.
La boca del justo expresa sabiduría
y su lengua dice lo que es recto:
la ley de Dios está en su corazón
y sus pasos no vacilan.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él.
Evangelio según San Marcos 7,14-23.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo
bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace
impuro es aquello que sale del hombre.
¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron
por el sentido de esa parábola.
El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada
de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo,
porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares
retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas
intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia,
la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
Comentario del Evangelio por
San Gregorio de Nisa (v. 335-395), monje y obispo
Homilía sobre las bienaventuranzas, n° 6
«Crea en mí un corazón puro» (Sal. 50,12)
"Bienaventurados los límpios de corazón, ellos verán a Dios" (Mt 5,8).
Creemos fácilmente que un corazón purificado nos hará conocer la felicidad
suprema. Pero esta purificación del corazón parece tan ilusoria como la subida al
cielo. ¿Qué escala de Jacob (Gn 28,12), qué carro de fuego semejante al que se
llevó al profeta Elías al cielo (2R 2,11) encontraremos para llevar nuestro corazón
hacia la bienaventuranza celeste y liberarlo de todo su peso terrestre?..
No alcanzamos sin dificultad la virtud: ¡Qué de sudores y de pruebas! ¡Qué de
esfuerzos y de sufrimientos! La Escritura a menudo nos lo recuerda: "estrecha y
angosta" es la puerta del Reino, mientras que el pecado nos lleva a la perdición por
un camino ancho e inclinado (Mt 7,13-14). Y sin embargo la misma Escritura nos
asegura que se puede llegar a esta existencia superior... ¿Cómo llegar a ser puro?
El sermón de la montaña nos lo enseña por todas partes. Leed los mandamientos
unos tras otros, y descubriréis el verdadero arte de la purificación del corazón...
Al mismo tiempo que Cristo nos promete la bienaventuranza, nos instruye y
nos forma a la consecución de esta promesa. Sin duda no alcanzamos sin dificultad
la bienaventuranza. Pero compara estas penas con la existencia de la vida de la que
te alejan, y verás cómo el pecado es más penoso, si no inmediatamente, por lo
menos en la vida futura... ¡Qué desgraciados son aquellos cuyo espíritu se obstina
en las impurezas! Sólo verán la cara del Adversario. La existencia de un justo, al
contrario, queda marcada con la efigie de Dios...
Sabemos qué consecuencias tiene, por un lado, una vida de pecado y, por
otro, una vida de justicia, y ante la alternativa tenemos la libertad de escoger.
Evitemos pues la cara del demonio, arranquemos su máscara odiosa y, revestidos
de la imagen divina, purifiquemos nuestro corazón. Así poseeremos la felicidad y la
imagen divina brillará en nosotros, gracias a nuestra pureza en Cristo Jesús nuestro
Señor.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”