Comentario al evangelio del Jueves 16 de Febrero del 2012
Queridos amigos y amigas:
La vida es un camino en el que hasta el último día podemos aprender cosas nuevas.
Así también el discipulado cristiano: seguir al Maestro es un continuo aprendizaje. Es verdad que hay
un primer momento de formación más intensa. Pero nunca llegamos a saberlo todo, y siempre hemos
de estar abiertos a la sorpresa.
Hoy los discípulos tienen esa experiencia. Jesús les va instruyendo por el camino. Y en esta ocasión
utiliza el método de las preguntas. Quiere saber qué dicen de Él. Qué piensan otros, y qué piensan los
discípulos. Pedro parece dar la respuesta correcta: en su convivencia con el Maestro comienza a intuir
lo que representa… pero no le da el auténtico significado. Jesús lo intuye, y por eso les instruye sobre el
tipo de Mesías que Él quiere encarnar: su mesianismo pasa por la cruz, en la esperanza de la
resurrección.
Entonces Pedro muestra que no ha entendido nada. Quiere él marcar las pautas, dictar el modo, señalar
el camino. Y ante ello, Jesús dice las palabras más duras que encontramos en el Evangelio para uno de
los suyos: “¡Quítate de mi vista, Satanás!...”. Es mucho lo que está en juego. Él no quiere ser mal
interpretado. Por eso, desde el amor a Pedro, es también capaz de corregirle con firmeza, para que
corrija la visión que tenía de su misión.
Hoy es un buen día para reflexionar sobre nuestra imagen de Jesús. Es muy fácil quedarse solamente
con una de sus facetas. Jesús, según la Palabra, es el enviado del Padre, el Hijo del hombre -hermano
de todos-, el Maestro de vida, el sanador de los necesitados, el cordero entregado y el Señor del
mundo. Todo eso, como puente hacia el Padre y como inaugurador del Reino.
Después de 21 siglos, Él quiere seguir instruyendo a sus discípulos, por el camino, para que
continuemos su misión en nuestros días.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismanuel@claretianos.es)
Luis Manuel Suarez, cmf