EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Sexto Domingo del tiempo ordinario B
Libro del Levítico 13,1-2.44-46.
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una
mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al
sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes,
se trata de un leproso. Esa persona es impura, y el sacerdote deberá declararla
como tal: tiene lepra en la cabeza.
La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se
cubrirá hasta la boca e irá gritando: "¡Impuro, impuro!"
Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su
morada estará fuera del campamento.
Salmo 32(31),1-2.5.11.
Feliz el que ha sido absuelto de su pecado
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor
no le tiene en cuenta las culpas,
y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado,
no te escondí mi culpa,
pensando: "Confesaré mis faltas al Señor".
¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!
¡Alégrense en el Señor,
regocíjense los justos!
¡Canten jubilosos
los rectos de corazón!
Carta I de San Pablo a los Corintios 10,31-33.11,1.
En resumen, sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan,
háganlo todo para la gloria de Dios.
No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para
la Iglesia de Dios.
Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no
buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse.
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.
Evangelio según San Marcos 1,40-45.
Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo:
"Si quieres, puedes purificarme".
Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda
purificado".
En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente:
"No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu
purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio".
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo
sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna
ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de
todas partes.
Comentario del Evangelio por
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la
Iglesia
Libro de la Vida, cap. 25, 17-18
«Si quieres, puedes»
¡Oh Señor mío, cómo sois Vos el amigo verdadero; y como poderoso, cuando
queréis podéis, y nunca dejáis de querer si os quieren! ¡Alaben os todas las cosas,
Señor del mundo! ¡Oh, quién diese voces por él, para decir cuán fiel sois a vuestros
amigos! Todas las cosas faltan; Vos Señor de todas ellas, nunca faltáis.
Poco es lo que dejáis padecer a quien os ama. ¡Oh Señor mío!, ¡qué delicada
y pulida y sabrosamente los sabéis tratar! ¡Quién nunca se hubiera detenido en
amar a nadie sino a Vos! Parece, Señor, que probáis con rigor a quien os ama, para
que en el extremo del trabajo se entienda el mayor extremo de vuestro amor. ¡Oh
Dios mío, quién tuviera entendimiento y letras y nuevas palabras para encarecer
vuestras obras como lo entiende mi alma! Fáltame todo, Señor mío; mas si Vos no
me desamparáis, no os faltaré yo a Vos...
Que yo tengo experiencia de la ganancia con que sacáis a quien sólo en Vos
confía. Pues estando en esta gran fatiga ...,solas estas palabras bastaban para
quitármela y quietarme del todo: No hayas miedo, hija, que Yo soy y no te
desampararé; no temas... Heme aquí con solas estas palabras sosegada, con
fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz que en un punto vi mi
alma hecha otra.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”