EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la sexta semana del tiempo ordinario
Epístola de Santiago 1,19-27.
Tengan bien presente, hermanos muy queridos, que debemos estar dispuestos a
escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.
La ira del hombre nunca realiza la justicia de Dios.
Dejen de lado, entonces, toda impureza y todo resto de maldad, y reciban con
docilidad la Palabra sembrada en ustedes, que es capaz de salvarlos.
Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se
engañen a ustedes mismos.
El que oye la Palabra y no la practica, se parece a un hombre que se mira en el
espejo,
pero en seguida se va y se olvida de cómo es.
En cambio, el que considera atentamente la Ley perfecta, que nos hace libres, y se
aficiona a ella, no como un oyente distraído, sino como un verdadero cumplidor de
la Ley, será feliz al practicarla.
Si alguien cree que es un hombre religioso, pero no domina su lengua, se engaña a
sí mismo y su religiosidad es vacía.
La religiosidad pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en
ocuparse de los huérfanos y de las viudas cuando están necesitados, y en no
contaminarse con el mundo.
Salmo 15(14),2.3-4.5.
El que procede rectamente
y practica la justicia;
el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua.
El que no hace mal a su prójimo
ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba
y honra a los que temen al Señor.
El que no presta su dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que procede así, nunca vacilará.
Evangelio según San Marcos 8,22-26:
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara.
El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de
ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?".
El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles
que caminan".
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista.
Así quedó curado y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".
Comentario del Evangelio por
Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301), monja benedictina
Ejercicios espirituales, n°6; SC 127
"Entonces lo verás, y quedarás radiante " (Is 60,5)
¿Cuál será mi felicidad, Dios mío, cuál será mi alegría, cuál será mi júbilo,
cuando me descubras la belleza de tu divinidad y cuando mi alma te vea cara a
cara?... Entonces, alma mía, " verás y estarás en la abundancia, tu corazón se
admirará y se dilatará, cuando recibas multitud de riquezas ",de delicias, y la
magnificencia de la gloria " de este mar " inmenso de la Trinidad, digna para
siempre de adoración; cuando " recibas la fuerza de las naciones " que " el Rey de
reyes y el Señor de los señores " (Is 60,5; 1Tm 6,15), por la fuerza de su brazo, ha
librado de la mano del enemigo; cuando te cubras de inmensa misericordia y
caridad divina ...
Entonces la copa de la visión te será presentada y te embriagarás (Sal. 22,5
tipos de Vulg) - es la copa embriagadora y sublime de la gloria del rostro divino.
Beberás " del torrente de las delicias " (Sal. 35,9) de Dios cuando la misma fuente
de la luz te colme eternamente de su plenitud. Entonces verás los cielos totalmente
llenos de la gloria del Dios que los habita, y este Astro virginal que, después de
Dios, ilumina todo el cielo de su luz purísima [María], y las obras admirables de los
dedos de Dios [los santos: Gn 2,7] y " estas estrellas de la mañana " que siempre
están ante el rostro de Dios con tanta alegría y que lo sirven [los ángeles: Jb 38,7;
Tb 12,15].
¿Dios de mi corazón y mi herencia elegida (Sal. 72,26), por desgracia, cuánto
tiempo todavía mi alma se verá privada de la presencia de tu rostro tan dulce?...
Por gracia, hazme ir rápidamente hacia ti, Dios " fuente de vida " (Sal. 36,10), con
el fin de que en ti tenga la vida eterna para siempre. Rápidamente " muéstrame tu
rostro " (Sal. 30,17) con el fin de que felizmente te vea cara a cara. Rápido, sí,
rápidamente, muéstrateme tú mismo, con el fin de que me regocije en ti, en la
dicha, eternamente.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”