Hijo, tus pecados te son perdonados”.
Mc 2, 1-12
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. JESÚS HA VENIDO A PERDONAR EL PECADO, COMO TAMBIÉN A
CURAR TODO MAL.
Jesús se encuentra a con un hombre que le pide ser curado de sus parálisis, pero le
ofrece algo especial, “Hijo, se te perdonan tus pecados”.
San Marcos, en su enfoque religioso, nos hace reflexionar sobre el pecado como principio
de todo mal y desde esta perspectiva, no anuncia la buena noticia de que Jesús ha
venido a perdonar el pecado, como también a curar todo mal, esto que hace Jesús, deja
sin palabras a sus oyentes y produce la envidia y la molestia de los escribas presentes.
Jesús, en el proceso de curación y de liberación del hombre, encausa la fe, tanto la fe
individual como la colectiva y comunitaria; “Al ver la fe de esos hombres”. Jesús es quien
puede apartar todas las opresiones del hombre, las internas (los pecados) y las externas
(las enfermedades). Frente a la oscuridad de los maestros de la Ley, el Señor manifiesta
su novedad absoluta y su doble poder de perdonar y de curar. Es decir, Jesús, Mesías e
Hijo de Dios, se muestra como liberador del hombre y se revela como alguien que
perdona el pecado y cura de todo mal.
2. ESCRIBAS Y FARISEOS ERAN TESTIGOS DE LOS MILAGROS DE
JESUS.
Tal como dice este fragmento del Evangelio, “él les anunciaba la Palabra”, durante las
enseñanzas que daba Jesús, siempre participaban como testigos de estas, los escribas,
quienes eran copista de las Sagradas Escrituras y, posteriormente, incluso doctores e
intérprete de la ley, junto a ellos estaban también los fariseos, por tanto estos religiosos
eran testigos de los milagros de Jesús. En otras palabras, estos le oían cuando predicaba
y estaban muy atentos a las palabras de Jesús. Pero lo hacían para observar que
comentarios del Señor no se ajustaban a la Ley, para así condenarlo. Jesús sabía que era
menospreciado por esta clase de doctores de la ley. Así es como ahora tiene nuevamente la
oportunidad de hacerles ver en su presencia algo tan extraordinario como hacer un
milagro.
En el Evangelio de San Marcos se nos quiere revelar que en Jesús realmente llegó el
Reino de Dios y que la liberación de las enfermedades y de los demonios es un aspecto de
la presencia de ese poder salvador que puede perdonar los pecados. Con todo, los escribas
se descomponen y se molestan diciendo; “¿Qué está diciendo este hombre?
3. ¿QUIÉN PUEDE PERDONAR LOS PECADOS, SINO SÓLO DIOS?”
Sorprendidos y molestos, los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: -¿Qué
está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino
sólo Dios?- Para estos hombres, el que blasfemaba contra Dios, era merecedor de la pena
de muerte, por lo quedan estupefacto por la actitud de Jesús. Entonces aquí quedan al
descubierto, ya que no creen en Jesús como Dios y no aceptan que él pueda perdonar. Sin
embargo reconocen cuando dicen ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?,
entonces habrían de preguntarse, ¿Y quien es este hombre?
Y para mayor sorpresa, los escribas y fariseos quedan boquiabiertos al darse cuenta
como el Señor conoce lo que ellos tratan en secreto. Es así como Jesús les dice; ¿Qué
están pensando? ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados', o
Levántate, toma tu camilla y camina? En aquel momento, Jesús demuestra que es Dios,
porque puede perdonar los pecados como Dios, pues cuanto más noble y sana es el alma
que el cuerpo, en mejor disposición se esta para curarse de cualquier mal. Es así como él
comprende que si el enfermo aceptó que sus amigos le llevaran frente a él, es porque el
paralítico confiaba sanamente en Jesús. Y para que todos sepan que el Hijo del hombre
tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados, le pide al paralítico que se levántate,
que tome su camilla y camine.
4. JESÚS AMÓ SINCERAMENTE A TODOS LOS HOMBRES, A LOS
JUSTOS Y A LOS PECADORES.
En este relato nos encontramos con un grupo de hombres tienen una fe admirable y a
como de lugar, llevan a la presencia del Señor a un enfermo paralítico. Ellos no habiendo
podido entrar con el enfermo por la puerta, inventaron una forma para hacerlo desde el
techo. Al ver la fe de estos hombres, Jesús de acerca al enfermo y le dice: “Hombre, tus
pecados te son perdonados”. Jesús hace esto, para que sepamos que nos enfermamos
como consecuencia de nuestras faltas, y nos sanamos cuando el Señor nos perdona.
Jesús, sana porque es Dios, para esto tiene autoridad propia. Jesús perdona, porque en el
abunda la gracia divina. Jesús tiene poder para curar todos los males, por tanto se prueba
que él es verdaderamente Dios, porque puede como Dios perdonar a los que caen en falta y
acuden confiadamente a El. Pero al mismo tiempo, Jesús es la manifestación perfecta de la
caridad divina del Padre; en realidad él amó de forma profunda y concreta, como
solamente un hombre de corazón puro y un verdadero Dios podía amar. Jesús amó
sinceramente a todos los hombres, a los justos y a los pecadores.
5. PONERSE EN LA PRESENCIA DE DIOS, PARA QUE NOS LLEGUE
LA MISERICORDIA.
Cuando nuestra alma esta enferma, es fuente de muchos males, si no nos curamos de
estos, tampoco se curan los del cuerpo, por esa razón reflexionemos además que todo
pensamiento, todo dicho, obras y situaciones que omitimos en contra de los preceptos de
Dios, son nuestros pecados. Es bueno tener conciencia de que los actos y comportamientos
lamentables que se apartan de lo recto y justo son pecados. Para nuestra fe, la confesión y
el arrepentimiento en conciencia nos permiten salir de esto. No arrepentirse es una
desacertada acción, y las consecuencias para la paz del corazón son negativas.
Por otra parte, un aspecto relevante, es destacar que el relato no se refiere directamente
a la fe del paralítico, sino la de los que lo llevaban, “Al ver la fe de esos hombres”, y a
veces ocurre que alguno recobra la salud por la fe de otro. Por tanto este fragmento del
evangelio, también no enseña, el mérito que tienen otras personas que por su fe, nos
acercan al Señor. Esto es muy válido, para todos nosotros, por tanto ayudemos a los que
están enfermos del alma a ponerse en la presencia de Dios, para que les llegue la
misericordia.
6. EL PERDONA NUESTRAS FALTAS AQUÍ EN NUESTRA VIDA DIARIA
A través del relato de San Marcos, descubrimos otra novedad que nos debe llenar de
gozo, en los fragmentos anteriores hemos comprobado como Jesús tiene poder para
arrojar los demonios, hemos notado como sana a los enfermos, hemos verificado como
Jesús autoridad para dirigirse a los hombres, y ahora nos muestra algo nuevo, Jesús tiene
poder para perdonar los pecados. Hermosas y esperanzadoras enseñanzas nos deja este
segmento del Evangelio, el poder de Jesús se manifiesta curándonos nuestros males
espirituales, y además nos llega la curación de otras enfermedades. Para esto solo debemos
acudir a El, con espíritu de fe y humildad.
De la misma manera el relato nos muestra como Jesús perdona nuestras faltas aquí en
nuestra vida diaria, en lo cotidiano, es decir en la tierra. Igualmente también nos destaca
que la curación es inmediata, y así nos lo hace saber el Evangelio cuando nos dice;
"Levántate, toma tu camilla y camina".
7. LA BONDAD DE JESÚS ES TOTAL
Un aspecto hermoso es la bondad de Jesús, él se conmueve y cura los enfermos, les
devuelve la salud integral y les perdona sus pecados. Se podría entender también que el
pecado puede ser causa de enfermedades del cuerpo. Tal vez por ello se perdonan antes los
pecados, a fin de restituir la salud plena. Cuando Jesús perdona los pecados del alma,
desaparece la debilidad del cuerpo.
El Señor no hace las cosas a medias, la bondad de Jesús es total y nos hacer ver
que sentirse libre de los pecados, nos hace vivir con un corazón sano y limpio, estos nos
trae gran satisfacción e incomparable gozo, y un corazón alegre, no da un vida saludable.
La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto nada
igual”. Nosotros también demos gracias a Dios, por tantas maravillas, las hemos visto y
las hemos oído. La bondad de Dios, su sabiduría, su amor inmenso, su misericordia, su
paciencia, su fuerza. Son muchos los motivos que tenemos en nuestra vida para alabar y
glorificar a Dios.
El Señor les Bendiga