“Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino”
Mt 25, 31-46
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. CUANDO EL HIJO DEL HOMBRE VENGA EN SU GLORIA
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de
todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. En esta hora de la parusía final, el Hijo
del hombre vendrá “en su gloria,” y, como parte de ella, vendrá “con todos los ángeles,”
que son sus ángeles, como ornamento suyo y como ejecutores de sus órdenes. Todo ello
indica, dentro del género apocalíptico, la grandeza de la majestad con que Cristo realizará
aquel acto, lo que no excluye, naturalmente, la realidad de esta presencia de los ángeles.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el
pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su
izquierda.
En el uso rabínico de casos de separación, a la derecha se pone siempre lo mejor. Por
cuanto los pecadores conocerán sus delitos y los justos verán patentes los frutos de su
justicia que les acompañaron hasta el fin.
Se llaman ovejas los que se salvan, por la mansedumbre con que aprendieron de Aquél
que dijo: aprended de mí, que soy manso (Mt 11,29); y por cuanto estuvieron dispuestos
hasta sufrir la muerte, imitando a Jesucristo, que como oveja fue llevado a la muerte (Is
53,7).
Los malos, en cambio, son llamados cabritos, los que trepan los más ásperos peñascos y
caminan por sus precipicios. La Sagrada Escritura suele designar la sencillez y la
inocencia con el nombre de oveja. Bellamente, pues, se designan aquí los elegidos con
este nombre. Sin embargo el cabrito es animal lascivo, que en la ley antigua se ofrecía
para víctima de los pecados.
2. PORQUE TUVE HAMBRE, Y USTEDES ME DIERON DE COMER…
“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era
forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y
me vinieron a ver". Y hay que notar que lo que menciona Jesús, son las siete obras de
misericordia, las cuales, cualquiera que tenga cuidado de cumplirlas, merecerá alcanzar el
reino preparado a los escogidos desde el establecimiento del mundo.
Pues en un sentido místico observa las leyes del verdadero amor, quien al que tiene
hambre y sed de justicia le alimenta con el pan de la palabra, o bien le da de beber la
bebida de la sabiduría, y el que recibe en la Iglesia al que anda errante por el pecado, y el
que admite al que está enfermo en la fe.
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer;
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te
vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Los Santos, pues, que
obraron obras derechas, recibieron en premio de sus obras rectas, la derecha del Rey, en
la cual está el descanso y la gloria. Y a causa de su humildad se proclaman indignos de
alabanza por sus buenas obras; no por haberse olvidado de aquello que hicieron, pues El
mismo les muestra su compasión en los suyos. Dicen esto ciertamente no desconfiando de
las palabras del Señor, sino pasmándose de tan extraordinaria excelencia y de la grandeza
de su majestad.
3. "LES ASEGURO QUE CADA VEZ QUE LO HICIERON CON EL MÁS
PEQUEÑO DE MIS HERMANOS, LO HICIERON CONMIGO".
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño
de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Libremente podemos entender que Jesucristo
hambriento es alimentado en todo pobre, y sediento saciado, y de la misma manera
respecto de lo otro. ¿Por qué los llama pequeños? Por lo mismo que son humildes, pobres
y despreciados.
Y dice mis hermanos, recordándonos que nos dijo; "Son hermanos míos, los que hacen la
voluntad de mi Padre" (Mt 12,50).
Así como había dicho a los justos, vengan, así también dice a los injustos, malvados y
crueles, "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el
demonio y sus ángeles” Los que se apartan de Jesús, caen en el fuego eterno, el cual es
de distinta naturaleza del fuego de que hacemos uso: pues ningún fuego es eterno entre
los hombres, y ni siquiera de mucha duración. Y tengamos presente que no dice que el
reino está preparado, en verdad, para los ángeles, mas sí que el fuego eterno lo está para
el diablo y para sus ángeles. Porque por lo que a El toca, no ha creado a los hombres para
que se pierdan, pero los que pecan son los que se unen con el diablo, para que así como
los que se salvan son comparados a los ángeles santos, de la misma manera sean
comparados a los ángeles del diablo los que perecen.
4. PORQUE TUVE HAMBRE, Y USTEDES NO ME DIERON DE COMER…
“Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de
beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y
preso, y no me visitaron".
Así es, cómo los malos hombres, abandonaron la misericordia, y no en un sólo concepto,
sino en todos. Porque no tan sólo no dieron de comer al hambriento, sino que tampoco
visitaron al enfermo. Nótese que Jesús no esta diciendo estaba en la cárcel y no me
sacaron; enfermo y no me curaron; sino dice, no me visitaron, no se acercaron a mi. Todas
estas cosas, por tanto, bastan para sufrir la pena del infierno.
Además, ninguna de las cosas que pedía Jesús era difícil dar, (tampoco lo es hoy), era un
poco de pan porque tenía hambre, era darse cuenta de la miseria pues era pobre, era
sentir compasión de la naturaleza, pues era hombre, era el deseo de alcanzar lo que se
prometía, tan deseable como el reino, era sentir la dignidad del que recibía, pues era Dios
el que recibía por medio de los pobres; era un trato con honor, porque se dignó recibir de
mano de los hombres, lo justo que era dar, pues recibía de nosotros lo que es suyo, sin
embargo los hombres ante todas estas cosas estuvieron cegados por la avaricia.
5. LES ASEGURO QUE CADA VEZ QUE NO LO HICIERON CON EL MÁS
PEQUEÑO DE MIS HERMANOS, TAMPOCO LO HICIERON CONMIGO
Éstos a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero
o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?" No es menos cierto, que es propio
de los hombres malos, excusarse, dar a entender que no tienen culpas, o que son leves y
pocas las faltas; y esto mismo lo indica la respuesta de Jesucristo. "Les aseguro que cada
vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron
conmigo". Queriendo demostrar que las acciones buenas de los justos son sublimes, y que
las culpas de los pecadores no lo son. Dice Jesús, “mis hermanos” verdaderamente, los
que son perfectos, son sus hermanos.
Finalmente dice Jesús; Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”. La
sentencia que se da es eterna. Los malvados “irán al suplicio eterno, y los justos a la vida
eterna” “El castigo será “eterno.” La palabra cobra un espantoso realismo, sin atenuación
alguna posible, en este contexto. Los unos y los otros tienen un destino igualmente eterno.
Eso si, algunos irán por la derecha y otros por la izquierda.
La Paz de Cristo Jesús viva en sus corazones