IV Domingo de Cuaresma, Ciclo B
HACER LA VERDAD
La Palabra: “El que realiza la verdad, se acerca a la luz” (evangelio).
1. En cuaresma los antiguos predicadores llamaban insistentemente a la conversión
de los pecadores. Pero ¿qué es el pecado? En su carta a los fieles de Roma san
Pablo viene a decir: pecado es matar la verdad con la injusticia. Hombre y mujer
son imagen de Dios; esa es nuestra verdad. Cuando trato al otro como una cosa
utilizándolo según mi antojo, estoy negando su verdad de imagen, y estoy negando
también mi propia verdad, pues no soy Dios o centro absoluto, sino solo imagen.
Precisamente porque voy contra la verdad del ser humano, estoy atentando
también contra la verdad y señorío absoluto de Dios que apoya y sustenta la
dignidad del ser humano.
2. Por eso la conversión cuaresmal debe cuajar en un empeño por hacer la verdad
dedicándonos “a las buenas obras” que son: dar de comer al hambriento, visitar al
enfermo, liberar a los cautivos. Según el evangelio, en este compromiso se juega el
éxito de nuestra vida: “tuve hambre y me diste de comer…”. Pero no se trata de
simple beneficencia sino de una constante actitud y conducta en la existencia:
pensar y actuar para que se realice la verdad de todos los seres humanos. Como
imagen de Dios tienen derecho a vivir con dignidad, y el compromiso histórico por
servir a esa dignidad se llama evangelio.
3. Porque Dios se revela y actúa en todos. Hay muchos, incluso fuera de la misma
Iglesia visible, que siguiendo la voz de su conciencia, tratan de hacer la verdad. La
palabra de Dios hoy trae la figura de Ciro, rey de Persia, un pagano según la
mentalidad bíblica, que actuó buscando la verdad y el derecho del pueblo judío a
tener su religión, su culto y su templo. En nuestra situación cubana, los cristianos,
lejos de cerrarnos como secta y sentirnos agredidos, debemos dilatar nuestra
mirada para descubrir en todos la imagen y la presencia de Dios que les da fuerza
para que hagan la verdad. Quien escucha esa voz y se afana por secundarla en la
vida, no está lejos del evangelio que no es juicio contra la humanidad sino anuncio
de salvación: “Dios no envió al Hijo para condenar al mundo sino para que el
mundo se salve por él”.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net