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Día litúrgico: Miércoles II de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Mt 20,17-28): En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo
a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a
Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas;
le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle
y crucificarle, y al tercer día resucitará (…). El Hijo del hombre no ha venido a ser
servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El "sufrimiento vicario" de Cristo
Hoy, Jesús predice por tercera vez su pasión y se nos muestra como este "uno"
que, obedeciendo al Padre, sufre ofreciendo la salvación a "todos". La teología
reciente ha destacado la palabra "por", común a los cuatro relatos de la Eucaristía;
una palabra que puede ser considerada clave no sólo de la narración de la Última
Cena, sino de la figura misma de Jesucristo.
"Por" connota una "actitud pro-existencia": el Ser de Jesús no es un vivir para sí
mismo, sino para los demás; y esto no sólo como un aspecto cualquiera de su
existencia, sino como aquello que le define más íntimamente. Su ser es, en cuanto
ser, un "ser para".
—¡El Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por muchos! Éste es el
culto nuevo: Jesús atrae a la humanidad a su obediencia vicaria. Participar en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo significa que Él responde "por muchos" —por
nosotros— y, en la Eucaristía, nos acoge entre estos "muchos".
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