IV DOMINGO DE CUARESMA, CICLO B
ENCUENTRO NOCTURNO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Lo que os diré para empezar, mis queridos jóvenes lectores, no forma parte del
contenido doctrinal del fragmento evangélico de la misa de hoy. Pese a ello, creo
que os puede interesar, sin llegar a la ironía del dicho aquel: aprovechando que el
Pisuerga pasa por Valladolid…
Si vais al inicio de la narración, veréis que Juan dice que Nicodemo formaba parte
del conjunto de intelectuales fundamentalistas, los fariseos, de profesión liberal,
magistrado, y, por noticias posteriores, tenía una buena situación económica y
política. Recordad que intervino en el Sanedrín, citando oportuna jurisprudencia y
que, con José de Arimatea, acudió al mismo gobernador romano, solicitando el
cuerpo de Jesús, lo consiguió y adquirió perfumes para embalsamarlo, tal como era
norma de gente bien nacida.
Dada su categoría, y para conservar su reputación, acude nocturnamente a
encontrarse con el Señor. La noche para la mayor parte de la gente, goza de mala
reputación. Piénsese en los que creen que es obvio emborracharse, acudir a
placeres más o menos ilícitos o, amparándose en la oscuridad aprovecharse para el
hurto, etc. Para otros, entre los que me encuentro yo, y dicho sin orgullo, no es
esto lo que pensamos. Os añado que el pueblo samaritano, siente un gran aprecio
por ella. Señala cuatro de renombre y gozo. La de la creación del mundo, la del
sacrificio de Isaac, la de la salida de Egipto y la de la venida del Mesías.
Nicodemo debía ser de aquellos que conocen su encanto: el silencio, la pérdida de
la noción del tiempo que nos atenaza durante el día, la facilidad con que uno siente
confianza y se abre a la confidencia jubilosa. El aprecio que sentía el Maestro es de
sobras conocido y que fue de noche, en Getsemaní, cuando dio el paso definitivo en
el cumplimiento del encargo recibido por el Padre.
El diálogo que nos recoge Juan, es una buena muestra de estas cualidades.
Sorprende su estilo. Nicodemo, cuando se siente acorralado, acude a un argumento
“ad absurdum” y le dice: ¿cómo va el hombre a poder volver a introducirse en el
seno de su madre? Jesús le devuelve la pelota anunciándole misterios de Salvación.
En un determinado momento apela a la ironía, cosa esta insólita y, que recuerde
yo, solo en otro lugar la usa. Le expele con amable sorna a su interlocutor: tú, que
eres maestro en Israel, ¿no sabes estas cosas? Imagino, es pura ocurrencia, que
sonaba a algo así como: tú que te has doctorado en Jerusalén ¿no lo sabes? Ya lo
ves yo, humilde diplomado en universidad provinciana, léase Sephoris, sí que lo sé.
¡Anda ya! (El otro momento que os decía el Maestro utiliza la ironía, lo encontraréis
en Lc 20,4).
Acude el Señor a un ejemplo muy conocido por un judío. Le recuerda la serpiente
de bronce salvadora de las picaduras de las víboras del desierto, que diezmaban al
pueblo peregrino. La imagen era de sobras conocida, culebritas mágicas de estas,
encuentra uno por museos de la capital o del mismo desierto del sur. En la cima del
monte Nebo, en la actual Jordania, por iniciativa de mi amigo, el sevillano, y para
más inri de Triana, Fra. Rafael Dorado, se alza una enorme cruz entrelazada por
una serpiente. Tal vez hayáis visto alguna fotografía de los dos Papas que por allí
han ido y se han detenido a su lado. Retratarse queda muy bien y nadie olvida
hacerlo, aunque muchos desconozcan el significado de aquella robusta cruz
enmarañada por robustas varillas también metálicas Se le ocurrió al buen amigo
franciscano, que unir cruz y reptil, era una buena manera de llamar la atención y
conseguir que reflexionaran judíos y cristianos. Como pretendía el Maestro, al citar
el pasaje del Antiguo Testamento. Pese a que ha habido grupúsculos que al grito de
¡viva Cristo rey! han acudido al ¡garrotazo y tente tieso! No es esto lo que pretende
el Señor. Está en el mundo para salvarlo, lo proclama explícitamente en el pasaje
de hoy.
Dice esto advirtiendo que Dios Padre le ha enviado para que ilumine, pero que
algunos han preferido las tinieblas. Como el que se ha ensuciado el traje en el
barro, prefiere marchar por sendas oscuras, donde sus manchas se hagan
invisibles.
El final del párrafo que leemos hoy, el que dice que el que realiza la verdad, se
acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios, es
semejante al de Mateo 5,16. Con humildad debemos reconocer que a la Iglesia le
falta un buen ministerio de prensa y propaganda o funcionarios encargados de las
relaciones públicas. Que siendo la organización más entregada al servicio de los
pobres, tenga, entre algunos, mala prensa (no olvidéis ni dejéis de recordar a los
demás, que allí donde hay un misionero, en cualquier parte del mundo, hay a su
lado un hospital y una escuela, es un ejemplo que nadie os puede rebatir). Ahora
pienso, mis queridos jóvenes lectores, que si bien Jesús nos pide que seamos
astutos, tal vez esta nuestra incapacidad de dar testimonio, y de que sea conocido
y aceptado, mientras mundialmente la Iglesia crece, evidencie mejor que es obra
suya, obra divina, no consecuencia de iniciativas humanas, por doctos y ricos que
puedan ser los que las tuvieren.
Padre Pedrojosé Ynaraja