Solemnidad. San Jose, Esposo de la Virgen María (19 de marzo)
SAN JOSÉ, EL BUENAZO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Sabéis, mis queridos jóvenes lectores, que las naciones erigen monumentos al
soldado desconocido. Que en lugares eminentes, quema una simbólica llama en su
honor. En otros sitios, no se trata de un anónimo soldado raso el que recibe
homenaje, se honra a los padres de la patria o a los fundadores de una industria
pionera. En este segundo, caso en los anales correspondientes, figuran sus
nombres, pero envueltos en una nebulosa que los convierte en seres casi
desconocidos.
Os citaré, a modo de anécdota dos ejemplos referidos al justo José. No es que yo
sea demasiado aficionado o fervoroso de las apariciones. Sabéis que no estamos
obligados a creer en ellas, excepto en las que aparecen en la Biblia, sea a la
comunidad apostólica, sea a Pablo, camino de Damasco. Pero no se puede olvidar
que gozan de prestigio. Pues bien, de San José, esposo amado de Santa María,
protector del Hijo de Dios y maestro del oficio manual al que tantos años se dedicó
Jesús, solo se le ha reconocido una aparición, la que recibió el joven leñador
Gaspard Ricard en el bosque de Bessillon el 7 de junio de 1660. (Aunque también
podría añadírsele, la que contemplaron los pastorcillos de Fátima). Muy modesto,
pues, nuestro personaje, elocuente sin duda, su silencio.
En Nazaret, frente a la basílica de la Anunciación, custodiada por amables
religiosas, hay un sepulcro rodeado de misterio y de lejanas tradiciones. Puede
llamársele “la tumba del Justo” o “la tumba luminosa”, los dos nombres le son
atribuidos. Benignamente considerado, por su emplazamiento y por las creencias
que han acompañado al lugar, podemos legítimamente suponer, que aquella
sepultura es la de San José. Hasta en estos detalles es modesto el santo que hoy
celebramos. Pero recuérdese que modestia no es equivalente a vulgaridad,
mediocridad o inoperancia.
Quiero compartir con vosotros, mis queridos jóvenes lectores, unas consideraciones
de Boosuet que he leído estos días y me han gustado mucho. Escribe él: José forma
parte del misterio de María como de su secreto, él a quien el ángel le había dicho
grandes cosas y que había visto el milagro de la concepción virginal. Ni el uno ni el
otro hablan de lo que ven en su casa, ni sacan provecho alguno de tantas
maravillas. Sabia y humilde, María se deja considerar como simple madre y su Hijo
como el fruto de un matrimonio ordinario. Las grandes cosas que Dios opera en
estas criaturas se dan naturalmente en el silencio…
Confidente de Dios y confiándole proyectos arriesgados. ¡Anda ya! Que aceptar el
misterio de María, revolvería su interior, pero huir a Egipto, para escapar de
proyectos criminales del maligno rey Herodes, el grande, es además de molesto e
inoportuno, audaz. Su ascendente gentilicio, permitió que se realizara legalmente lo
profetizado: el Mesías descendería del rey David.
No obtuvo records, ni fama, pero, sin duda, y en lenguaje de hoy, se vio en su vida,
realizado. Claro que quien realizó la hazaña en él, fue el mismo Dios. Cosa que no
es moco de pavo..
Padre Pedrojosé Ynaraja