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Día litúrgico: Miércoles IV de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Jn 5,17-30): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo». Por eso los judíos trataban
con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que
llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El cuarto Evangelio manifiesta directamente que Jesús es el Hijo de Dios
Hoy, centramos nuestra atención en la imagen de Jesús según el cuarto Evangelio.
En el "Jesús de los sinópticos" (primeras tres semanas de Cuaresma) el misterio de
su unidad con el Padre está siempre presente y lo determina todo, pero permanece
oculto bajo su humanidad. De esto se percataron progresivamente (también de
forma inesperada en algunos momentos) sus discípulos y sus adversarios.
En el Evangelio según san Juan —donde no oímos parábolas sino grandes sermones
centrados en imágenes, y donde el escenario principal de la actuación del Señor se
ha trasladado de Galilea a Jerusalén— la divinidad de Jesús aparece sin tapujos.
Sus disputas con las autoridades judías del Templo constituyen ya en su conjunto,
por así decirlo, el futuro proceso de Jesús ante el Sanedrín, un episodio éste que
Juan, contrariamente a los sinópticos, ya no lo considera después como un juicio
propiamente dicho.
—Jesús, Tú nos das a conocer a Dios porque eres el Hijo Unigénito que está en el
"corazón" del Padre (cf. Jn 1,18).
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