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Día litúrgico: Jueves IV de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Jn 5,31-47): En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si
yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da
testimonio de mí (…). Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en
ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí (…). No penséis que os voy
a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto
vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él
escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis
palabras?».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El cuarto Evangelio se basa en el Antiguo Testamento
Hoy, en la autodefensa de Jesús ante los judíos, aparece una de las singularidades
del cuarto Evangelio: Juan se basa totalmente en el Antiguo Testamento. "[Moisés]
escribió de mí" (Jn 5,46), dice Jesús a sus adversarios; Felipe dice a Natanael:
"Aquel de quien escribieron Moisés en el libro de la Ley y los Profetas lo hemos
encontrado" (Jn 1,45).
La relación entre Jesús y Moisés aparece de un modo programático particularmente
al final del Prólogo: "La Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad
vinieron por Cristo Jesús" (Jn 1,16-18). La profecía —la gran promesa— de Moisés
("Dios suscitará un profeta como yo; a él lo escucharéis") se ha cumplido con
creces, en la manera desbordante en que Dios acostumbra a regalar.
—Quien ha venido es más que Moisés, es más que un profeta. Es el Hijo, y ahora es
el propio Hijo quien será "levantado". Y por eso se manifiestan la gracia y la
verdad, no como destrucción, sino como cumplimiento de la Ley.
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