En Cristo conocemos a Dios.
(2012-03-23)
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30
En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los
judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los
Campamentos.
Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó
también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como incógnito. Algunos, que
eran de Jerusalén, se decían: «¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla
libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el
Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el
Mesías, nadie sabrá de dónde viene».
Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: «Con que me
conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino
enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco,
porque procedo de él y él me ha enviado». Trataron entonces de capturarlo, pero
nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora. Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Dios mío, no permitas que no sepa encontrarte en esta meditación. Necesito de tu
misericordia. Dame tu gracia para poder dejar a un lado todo lo que pueda
distraerme, realmente quiero llegar a contemplarte y reconocerte, aunque no sea
digno de ello.
Petición
¡Jesús, dame el don de conocerte experimentalmente!
Meditación
En Cristo conocemos a Dios.
«La novedad, por lo tanto, es que Dios se ha dado a conocer, que Dios se ha
mostrado, que Dios ya no es el Dios ignoto, buscado pero no encontrado o sólo
adivinado de lejos. Dios se ha dejado ver: en el rostro de Cristo vemos a Dios, Dios
se ha hecho “conocido”, y así nos ha hecho amigos. Pensemos como en la historia
de la humanidad, en todas las religiones arcaicas, se sabe que existe un Dios. Este
es un conocimiento inmerso en el corazón del hombre, que Dios es uno, los dioses
no son “el” Dios. Pero este Dios queda muy lejos, parece que no se da a conocer,
no se hace amar, no es amigo, sino que está lejos. Por eso, las religiones se ocupan
poco de este Dios; la vida concreta se ocupa de los espíritus, de las realidades
concretas que encontramos cada día y con las cuales debemos echar cuentas
diariamente. Dios permanece lejano.
Después vemos el gran movimiento de la filosofía: pensemos en Platón, Aristóteles,
que comienzan a intuir que este Dios es la bondad misma, es el eros que mueve el
mundo y, sin embargo, este sigue siendo un pensamiento humano, es una idea de
Dios que se acerca a la verdad, pero es una idea nuestra y Dios sigue siendo el Dios
escondido» (Benedicto XVI, 20 de febrero de 2010).
Reflexión apostólica
«La espiritualidad del Regnum Christi brota de la experiencia íntima de este amor
de Dios revelado en la persona de Cristo» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 71).
Propósito
Iniciar siempre mi oración y mis actividades invocando al Espíritu Santo.
Diálogo con Cristo
Padre y Señor mío, el poder conocerte en Jesús y poder comunicarme contigo por
medio del Espíritu Santo es una gracia que no he sabido aprovechar. Te ofrezco mi
libertad, permite que esta oración me lleve a la experiencia de tu amor, y que esta
experiencia determine mi vida, mi comportamiento, la forma en que me relacione
con los demás. Que mis debilidades no impidan que pueda darte a los demás. Que
tu Palabra penetre hondamente en mi corazón y la trasmita fielmente a todas las
personas que pongas en mi camino.
«Únicamente Jesucristo y el Padre nos enseñan la verdadera clave para resolver el
problema y el misterio del hombre. Dios es amor»
( Cristo al centro , n. 1306).