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Día litúrgico: Domingo V (B) de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Jn 12,20-33): En aquel tiempo, había algunos griegos de
los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de
Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a
Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Él les respondió: «Ha llegado la
hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. En verdad, en verdad os digo: si el
grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho
fruto (). Cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí ().
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La salvación "universal", profetizada por Isaías, se manifiesta en la Cruz
Hoy, algunos peregrinos griegos llegados a Jerusalén piden "ver" a Jesús. Él
responde de una manera misteriosa (algo habitual en el Evangelio de Juan): con
una profecía de la Pasión, en la cual interpreta su muerte inminente como
"glorificación", una glorificación que se demostrará en la gran fecundidad obtenida.
Lo que cuenta no es un encuentro inmediato y externo entre Jesucrist y los griegos.
Habrá otro encuentro que irá mucho más al fondo. Sí, los griegos lo "verán": irá a
ellos a través de la cruz. Irá como grano de trigo muerto y dará fruto para ellos.
Ellos verán su "gloria": encontrarán en el Jesús crucificado al verdadero Dios que
estaban buscando en sus mitos y en su filosofía.
—La universalidad profetizada por Isaías (cf. 56,7) se manifiesta a la luz de la Cruz:
a partir de la Cruz, el único Dios se hace reconocible para los pueblos; en el Hijo
conocerán al Padre y, de este modo, al único Dios que se ha revelado en la zarza
ardiente.
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