Ciclo B. Domingo de Ramos en la Pasión del Señor
Julio César Villalobos, C.M.
Jesús es nuestro Rey
¿Te acuerdas Jesús cuando tú pasabas por Jerusalén?, mucha gente te gritaba:
“Hosanna, bendito el que viene en nombre del Seor”. ¿Y cuántas de estas
personas alfombraban las calles de Jerusalén con ramos? Qué maravilloso cuadro,
Jesús, qué maravillosa escena. Cuando tú pasabas, muchos te miraban, ponían su
confianza en ti, se acercaban a tocarte, habían escuchado hablar de ti, habían sido
testigos de tu poder maravilloso, habían recibido muchas bendiciones, tu madre
María siempre silenciosa y con sus ojos de paz y esperanza también se unía a esa
procesión.
En medio de esas alfombras, no hacían otra cosa que gritarte, alabarte,
ensalzarte…y te reconocieron rey. Qué gran título te mereces, ¿y sabes por qué? Tú
mismo decías: “el que quiera ser el primero (el rey) que se haga el servidor (el
último) de todos” (Mc.9,35). ¿Y sabes cmo vienes? Tu profeta Isaías lo dice: “para
saber decir una palabra de aliento al abatido” (Is.50,4-7).
¿Sabes querido hermano y hermana en la fe que hoy también Jesús quiere pasar
por la Jerusalén de nuestra vida para llenarla de sentido? ¿Qué alfombras le puedo
ofrecer?: ¿la de la indiferencia?, ¿la de la falta de fe?, ¿la de la falta de amor por la
Iglesia?, ¿la de la falta de coherencia de vida?, ¿la de la mentira y el egoísmo?, ¿la
de la falta del respeto por la dignidad de la persona?, ¿la de la superficialidad?, ¿o
la de una fe inquebrantable?, ¿la de una conversin sincera?…
Jesús, entre otras cosas, tuvo un acto de humildad inmensamente grande y
hermoso: “se despoj de su rango y tom la condicin de esclavo…actuando como
un hombre cualquiera, se REBAJÓ hasta someterse incluso a la muerte, y una
muerte de cruz” (Filp.2,6-11).
Un Rey como Él, no dudó en hacerse uno como nosotros, para que pueda
transformar nuestra vida por su sola gracia.
Todo Domingo de Ramos y cada Viernes Santo de cada año siempre se lee la pasión
de Jesús, según sean las versiones de cada evangelio.
¿Pensamos que lo de la crucifixión de Jesús fue un hecho del pasado?, ¿pensamos
que los dolores de Jesús en la cruz ya no se dan en el hoy de nuestra vida?,
¿pensamos que lo del Glgota es un simple recuerdo “bonito o lleno de
admiracin”?, ¿creemos que Jesús no sigue llorando y derramando su sangre desde
la Cruz por nuestro pecado?
Los mismos que cantaban alabanzas en la entrada de Jerusalén son los mismos que
crucificaron al Maestro, al rey de toda la vida: a Jesús. Amigos le dieron la espalda
y uno de ellos le traicion, autoridades “guardaron” su reputacin e hicieron caso a
la mentira y a la burla, reemplazaron al rey por un ladrón, gritaban:
“crucifíquenlo”….pero Jesús guardaba silencio y miraba.
Su silencio y su mirada fue, es y será siempre de bendición redentora. Él quiere ser
nuestro rey, a pesar de que le demos la espalda, pero no le fallemos más. Que con
nuestros actos, pensamientos, miradas podamos decir: REINE JESÚS POR
SIEMPRE, EN NUESTRA PATRIA, EN EL MUNDO ENTERO, EN LA IGLESIA, EN TODA
AUTORIDAD, EN CADA POBRE, EN CADA PERSONA QUE LE SIGUE DANDO LA
ESPALDA….
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)