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Día litúrgico: Lunes de la octava de Pascua
Texto del Evangelio ( Mt 28,8-15): En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda
prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus
discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y
ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice
Jesús: No temáis ().
Comentario: Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
La adoración
Hoy las mujeres que habían ido al sepulcro sienten una gran alegría en sus
corazones por el anuncio del ángel sobre la resurrección del Maestro. Y salen
“corriendo”: sus corazones explotarían si no lo comunican a todos los discípulos.
Jesús se hace el “encontradizo”: lo hace con María Magdalena y la otra María y
con todos los hombres.
Por su encarnación, Dios se ha unido, en cierto modo, a todo hombre. Las
reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor expresan las actitudes más
profundas del ser humano ante nuestro Creador y Redentor: la sumisión pues se
"asieron" a sus pies y la adoración. La adoración es la sumisión tierna que, en
grado absoluto, sólo debemos dar a Dios.
"No tengáis miedo", nos dice Jesús. ¿Miedo del Señor? Nunca, ¡si es el Amor de
los amores! ¿Temor de perderlo? Sí, porque conocemos la propia debilidad. Por esto
nos agarramos bien fuerte a sus pies: ¡Señor, no nos dejes!
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