Ser un auténtico testigo de la resurrección.
2012-04-09
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa
del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los
discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le
acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: «No tengan
miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la
ciudad y dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se
reunieron con los ancianos, y juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los
soldados, con estas instrucciones: Digan: “Durante la noche, estando nosotros
dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo”. Y si esto llega a oídos del
gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier
complicación».
Ellos tomaron dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión
de los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy. Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Cristo, de nuevo me recuerdas que no hay que tener miedo. Bien conoces mi
debilidad que produce ese temor que obstaculiza mi esfuerzo por hacer el bien. Por
eso te suplico que me des la luz que busco en esta oración, esa luz de tu
resurrección, que me llena de alegría y me fortalece para buscar el bien y la
verdad.
Petición
Jesús Resucitado, ilumina mi fe y mi vida.
Meditación
Ser un auténtico testigo de la resurrección.
«La Resurrección del Señor marca la renovación de nuestra condición humana.
Cristo ha derrotado la muerte, causada por nuestro pecado, y nos reconduce a la
vida inmortal. De ese acontecimiento brota toda la vida de la Iglesia y la existencia
misma de los cristianos. Lo leemos precisamente hoy, lunes del Ángel [] Uno de
los signos característicos de la fe en la Resurrección es el saludo entre los cristianos
en el tiempo pascual, inspirado en un antiguo himno litúrgico: “¡Cristo ha
resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente!”. Es una profesión de fe y un
compromiso de vida, precisamente como aconteció a las mujeres descritas en el
Evangelio de san Mateo []. “Toda la Iglesia escribe el siervo de Dios Pablo VI
recibe la misión de evangelizar, y la actividad de cada miembro constituye algo
importante para el conjunto. Permanece como un signo, opaco y luminoso al mismo
tiempo, de una nueva presencia de Jesucristo, de su partida y de su permanencia.
Ella lo prolonga y lo continúa” (Benedicto XVI, 25 de abril de 2011).
Reflexión apostólica
«El estilo de vida que se propone a los miembros es el de una adhesión fiel a Cristo
y a la Iglesia, un cristianismo activo y entusiasta en el amor, que fomenta la
comunión en la Iglesia, con un hondo sentido de la misión, capaz de transmitir al
mundo la fe y la esperanza mediante el anuncio de la Palabra y la solidaridad
evangélica» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 21).
Propósito
Que mi testimonio de vida sea un medio de evangelización.
Diálogo con Cristo
Jesús, que la celebración de tu resurrección me renueve en el amor. Que me lleve a
un estilo de vida comprometido y responsable en la vivencia de mi fe. Que con
perseverancia y astucia busque los medios para que seas conocido y amado por los
demás, empezando por mi propia familia, que tanto necesita de mi testimonio y
amor.
«Fomenten en sus almas la vivencia de una esperanza gozosa e inquebrantable,
que les lleve a confiar en Dios nuestro Señor en todas las circunstancias,
agradables o adversas, de su vida; a soportar con valor y alegría las pruebas que
Él, en su divina providencia, permita; y a trabajar con ilusión por el Reino, con la
mirada puesta en la patria celestial»
( Cristo al centro, n. 744)